CIUDAD DE MÉXICO.- En la lucha por la prevención del embarazo adolescente no planeado, la escuela puede ser una herramienta poderosa.
“La escuela es un factor protector cuando se reconocen los derechos sexuales, pero es un factor de riesgo cuando (estos derechos) se le niegan a los jóvenes”, señala Rafael Limones, coordinador de Supera Joven, asociación que brinda atención sexual a adolescentes.
Hoy se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes, fenómeno en el que México ocupa el primer lugar entre los países de la OCDE.
De los 20 millones de nacimientos registrados en 2019, el 16.6 por ciento fueron de madres de menores de 20 años, indican cifras del Instituto Nacional de las Mujeres.
Aunque influyen diversos factores, la educación tiene un gran impacto. Mientras que un 39 por ciento de las adolescentes que no asisten a la escuela estuvieron embarazadas alguna vez, sólo un 3 por ciento de las que sí acuden lo han estado, señalan cifras del INEGI del 2018.
“La educación es uno de los factores más importantes para prevenir el embarazo adolescente puesto que los empodera en todos los sentidos”, señala David de Jesús-Reyes, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la UANL y experto en el tema.
“En el conocimiento de métodos anticonceptivos y proyecto de vida a largo plazo”.
Pero esto sólo ocurre cuando la escuela es un espacio donde los jóvenes no son juzgados por vivir su sexualidad, y tienen acceso a información en salud sexual y reproductiva.
“Si no hay una información adecuada”, advierte Limones, “la misma escuela se puede convertir en un factor de riesgo para que los embarazos aumenten”.
El mayor riesgo es cuando los jóvenes no obtienen la asesoría que requieren en ningún lugar.
“La necesidad de los jóvenes no es prevenir la primera relación sexual”, apunta Limones, “es prevenir un embarazo”.
Y para lograrlo, coinciden los expertos, además de la educación sexual, el acceso a métodos anticonceptivos gratuitos es crucial.
