Nuevo Laredo, Tam.–En un curioso giro de prioridades, parece que la alcaldesa de Nuevo Laredo, Carmen Lilia Canturosas Villarreal de Hinojosa, ha encontrado un nuevo uso para los impuestos de la ciudadanía: su interminable lucha contra el tiempo y las arrugas.
Entre cirugías y tratamientos estéticos, la presidenta municipal parece haber convertido el bisturí en su mejor amigo… aunque el resultado está lejos de ser el que esperaba.
La obsesión por la perfección física se ha vuelto casi un vicio para ella. Su rostro, visiblemente transformado, no solo es testigo de un exceso de procedimientos, sino también de cuánto le cuesta aceptar que los años pasan para todos, incluso para las figuras públicas.
Eso sí, con un presupuesto tan generoso como el que maneja, cualquiera podría darse el lujo de desafiar al envejecimiento… aunque no siempre con éxito.
Querida Carmen Lilia, envejecer no es una tragedia. Los cambios físicos no son un enemigo a derrotar ni algo que deba ocultarse bajo capas de bótox y retoques quirúrgicos.
En lugar de gastar tanto esfuerzo (y recursos) en borrar las huellas del tiempo, quizás sea hora de aprender que la verdadera belleza está en aceptar lo natural y en enfocarse en lo que realmente importa.
La ironía, por supuesto, es que esos “retoques” están lejos de ser discretos. El rostro desfigurado es ahora un tema de conversación entre los ciudadanos, quienes, entre bromas y críticas, se preguntan si los recursos municipales no podrían usarse mejor en asuntos más prioritarios para la ciudad. Porque, al final del día, una cara perfecta no tapa las imperfecciones de una gestión pública cuestionable.
Carmen Lilia, los años no perdonan a nadie, pero no es necesario luchar contra ellos. Quizá un buen ejemplo de liderazgo sería aceptar la belleza de lo auténtico. Después de todo, las arrugas cuentan historias… pero el exceso de cirugías, bueno, eso solo genera memes.
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