NUEVO LAREDO, TAM.- Sin duda, este año y siendo ya el segundo después de la pandemia por covid-19, los panteones lucen como en antaño: con mucha afluencia donde familias completas inculcan a las nuevas generaciones, las visitas a sus familiares ya fallecidos en los camposantos.
En un recorrido realizado por el Panteón Municipal antiguo, pudimos ver cómo muchas familias visitaban las tumbas de sus fieles difuntos, arreglándolas y conviviendo un momento junto a sus lápidas.
Este 2 de noviembre, día de descanso para muchos ciudadanos y estudiantes, acudieron a los cementerios. Se pudo ver a niños, adultos, adultos mayores y familias en general, lavando y arreglando las lápidas, y pasando parte de su tiempo recordando y reviviendo recuerdos de sus seres amados que han partido al eterno descanso.
Donde se pudo ver un cambio considerable, fue en el área de comerciantes. Ya que solo había unos 5 puestos de alimentos. Lo que sí predominó fue la venta de flores, donde se podían ver manos de león, cempasúchil, rosas, margaritas, coronas y una gran cantidad de arreglos tanto naturales como artificiales.
En el recorrido pudimos ver a Juan Francisco Enríquez, quien con su familia y su hija caracterizada de catrina, visitaron el camposanto, lo que la hacía resaltar entre la concurrencia, ya que vestía de esta manera tan distintiva. Tanto así que algunos le pedían fotos, por lo original de su vestimenta.
“Nosotros venimos todos los años. Para nosotros sigue siendo una tradición. Venir al panteón es bonito y preciso conservar estas tradiciones. Siempre venimos en familia, tenemos familia en el panteón y los que seguimos juntos aquí, nos reunimos. Sin duda, es agradable y bonito venir. Como no fueron a la escuela, la trajimos caracterizada de la catrina, y aquí andamos visitando a la familia,”, comentó Juan Francisco.
