NUEVO LAREDO, TAM.- Yolanda Marín, enfermera de la Unidad de Medicina Familiar número 78 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), es una de las personas que aplican vacunas contra el coronavirus en el centro cívico de Nuevo Laredo. Cada día vacuna entre 300 y 400 personas. “Es como que estamos haciendo historia”, dice ella.
Debe haber pocos trabajos que con la pandemia hayan multiplicado su estatus de una forma tan asombrosa como la de quienes aplican las vacunas para prevenir el COVID-19. Solían ser vistas como enfermeras y enfermeros dedicados a imponer burocráticamente el calendario de vacunación en los brazos de los niños; ahora la gente los ve como nuevas y nuevos guerreros, como heroínas y héroes necesarios.
“Ustedes nos están alargando la vida”. “Gracias por lo que hacen”. “Que Dios te bendiga”. “Estaba esperando esta vacuna, no sabe cómo”, dijo Marín quien escucha ese tipo de cosas cuando aplica una dosis de la vacuna anti Covid en el brazo flácido de un anciano o en el brazo fuerte de un adulto o joven.
“Casi todos nos dicen algo”, cuenta Yolanda que algunas personas le agarran la mano, esa mano que coloca inyecciones casi sin detenerse durante turnos de ocho horas.
Cada día, más de 3 mil personas van a recibir su vacuna contra el coronavirus en las diferentes sedes de Nuevo Laredo, donde decenas de enfermeras y enfermeros trabajan sin parar y con la esperanza de que pronto termine la pandemia que ha dejado muchas muertes en la ciudad.
El personal médico que se encuentra en primera línea de atención al Covid-19 nunca pensó que iban a pasar por un desafío sanitario como este, sin embargo, tanto enfermeras como enfermeros se encuentran realizando una ardua labor vacunando a la población contra este virus.
