CIUDAD DE MÉXICO.- Dice el mexicano Iván Chávez que, cuando llegó a Finlandia hace 10 años, la única tortilla que encontró en la tienda era una de harina de muy baja calidad.
De hecho, lo más cercano a la comida de su tierra natal era la tex-mex, que ninguna justicia le hizo a la gastronomía de la infancia, rica en atrevidos sabores.
Ahora es dueño de Don Tortilla, una tortillería ubicada en Espoo, Finlandia, que es parte de la zona metropolitana de la capital, Helsinki.
“Esto es un gran orgullo para mí, porque hace que más gente en el extranjero entienda qué es la comida mexicana. Es una manera de dar a conocer la cocina del País, que creo que es de las mejores del mundo”, cuenta el empresario de 34 años, quien nació en Mazatlán y vivió 11 años en Monterrey.
Durante un día normal y ocupado, el negocio produce 180 kilos del alimento, que son poco más de 8 mil piezas. Ofrece a los clientes tortillas de maíz blanco y azul en diferentes tamaños, así como nachos listos para entrar a la freidora.
La ruta de sus insumos empieza en Querétaro y pasa por Holanda antes de llegar a Finlandia.
“Tenemos 15 diferentes restaurantes a los que vendemos y aproximadamente unas 80 tiendas a las que surtimos”, indica.
“También tenemos clientes particulares, sobre todo mexicanos que viven en Finlandia y finlandeses que han visitado México”.
Pero ¿cómo llega un mazatleco a poner una tortillería en una nación al norte de Europa? La historia es curiosa, señala.
Empezó estudios para ser chef en Monterrey, aunque la pasión por conocer distintas gastronomías lo llevó a preferir los viajes. Al llegar al país nórdico que ahora es su hogar, buscó empleo en restaurantes.
“Como trabajé en diferentes cocinas, me fui dando a conocer (en el medio). En el último lugar en el que estuve trajimos una máquina de tortillas, y cuando las cosas no funcionaron (con este negocio) decidí abrir la tortillería con el equipo”.
Don Tortilla lleva poco más de un año en operaciones. Iván hace el producto junto con un empleado al que capacitó, mientras la administración está a cargo de Noora Hautakoski, pareja de Iván. Ella tuvo la idea del nombre de la compañía.
“Estaba escribiendo un correo a uno de nuestros clientes y le dije: ‘espera, necesito preguntarle algo a Don Tortilla’, porque él (Iván) es el jefe. Ahí dije: ‘espera, esto es bueno, este nombre puede funcionar'”, relata la finlandesa, quien habla inglés, pero entiende el español.
Amor y comida a la mexicana
Cuenta Noora que hace apenas unos años era impensable para ella tener un negocio propio, mucho menos una tortillería.
“Hace como tres años trabajaba en la estación de policía de Helsinki y pensé: ‘debe haber más en la vida que sólo trabajar enfrente de la computadora'”, dice la empresaria, para después indicar que laboraba en el área de compras de la institución.
“Ya llevaba 10 años (como empleada de la policía). Pero entonces, decidí renunciar a mi trabajo, renunciar a mi departamento, vender todo lo que tenía e irme un tiempo a Berlín con mi hermana, que vivía ahí”.
Nunca imaginó, añade, que durante una salida a un bar poco antes de emprender el viaje encontraría a su pareja de vida y negocios. Los presentó una amiga en común.
“Cuando estreché su mano (la de Iván) sentí una electricidad, es algo que no puedo explicar… y pensé: ‘sí, allá va mi viaje a Alemania'”, comparte.
De la mano del mexicano ha aprendido sobre la riqueza de la cultura de este País. Ahora es fan declarada de los auténticos tacos, que son mucho más elaborados y deliciosos de lo que imaginaba o conocía.
“Los finlandeses toman la tortilla, le ponen carne, maíz, lechuga, tomate, pepino y demás cosas. Luego le añaden una salsa, lo envuelven y con dos de esos llenan”, afirma.
Sin embargo, ella nota un creciente interés de los nórdicos por conocer la verdadera gastronomía latina. La razón quizá tiene que ver con los vibrantes sabores de la comida de la región, tan distintos a los elementos de más bajo perfil de la cocina local.
Afirma que la tortilla es particularmente atractiva en la dieta de muchos finlandeses veganos y preocupados por la alimentación saludable.
Ahora los emprendedores tienen la meta de ampliar el negocio: están buscando un local más grande y nueva maquinaria.
También trabajan en la fórmula ideal que permita a las tortillas mantener su deliciosa textura y tener una vida de anaquel de seis meses. Esto hará que Don Tortilla llegue a los supermercados y más gente pruebe los sabores de la tierra del maíz.