Desde que Musk comenzó a quedarse en la residencia de Trump en Mar-a-Lago, Florida, después de las elecciones, se ha especulado acerca de cuándo el presidente electo se cansaría de tenerlo cerca y de recibir sus consejos sobre cómo gobernar el país.
Sin embargo, el viaje del martes fue una notable muestra de intimidad entre ambos, con implicaciones para la política estadounidense, el gobierno de Estados Unidos, la política exterior e incluso la posibilidad de que los humanos lleguen a Marte.
Musk gastó alrededor de 200 millones de dólares para ayudar a Trump a derrotar a la demócrata Kamala Harris en la contienda electoral, y se le ha dado un espacio sin precedentes. Ha asesorado a Trump sobre sus propuestas para integrar el nuevo gabinete, se unió a la llamada telefónica del presidente electo con el presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy y ha sido nombrado copresidente de un panel asesor para reducir el tamaño de la burocracia federal.
Musk también podría beneficiarse personalmente. SpaceX, su empresa de cohetes, tiene miles de millones de dólares en contratos gubernamentales y el objetivo de crear una colonia en Marte. También es director general de Tesla, empresa que fabrica vehículos eléctricos, y ha tenido enfrentamientos con reguladores sobre preocupaciones de seguridad relacionadas con la conducción autónoma.
“Trump respeta mucho a las personas que quebrantan las reglas y se salen con la suya”, dijo William Galston, investigador sénior en estudios de gobernanza en la Institución Brookings, un centro de estudios en políticas públicas con sede en Washington. “Musk ha demostrado un logro extraordinario al hacer eso”.
Para colmo, Musk es dueño de la red social X, anteriormente conocida como Twitter, que ha utilizado como un influyente púlpito para promover a Trump y su agenda.
”¡Alto al pantano!” escribió el martes, advirtiendo que los intereses arraigados de Washington están tratando de socavar a Trump antes de su investidura.
Antes de las elecciones, Musk rechazó la idea de que esperaba algún favor a cambio de apoyar a Trump en la contienda electoral.
“No hay ningún intercambio de favores”, publicó en X en septiembre. “Bajo un gobierno de Trump, podemos ejecutar una reforma gubernamental importante, eliminar la burocracia asfixiante que está ahogando al país y desbloquear una nueva era de prosperidad”.
Sin embargo, Trump no ha ido a ningún lado sin Musk en las dos semanas desde que derrotó a Harris. Musk acompañó a Trump en una reunión con los republicanos de la Cámara de Representantes en Washington y se sentó junto a él en un combate del Ultimate Fighting Championship en Nueva York. El viaje a Texas para el lanzamiento del cohete será el tercer viaje de Trump fuera de Florida desde las elecciones.
La prensa no ha tenido acceso a muchas de las actividades de Trump. A diferencia de sus predecesores, ha optado por no hacer públicos regularmente sus planes de viaje o los eventos a los que asiste.
La relación entre Trump y Musk no siempre fue tan cercana.
Hace dos años, Trump se burlaba de Musk en discursos de campaña y Musk decía que era hora de que Trump desapareciera del panorama político.
“Trump tendría 82 años al final de su mandato, demasiado viejo para ser el director ejecutivo de cualquier organización, y menos aún de Estados Unidos”, escribió Musk en redes sociales.
Pero Musk rápidamente respaldó a Trump después de que el expresidente sobreviviera a un intento de asesinato en julio. Rápidamente se convirtió en una figura central en el círculo de Trump, a veces apareciendo más como su compañero de fórmula que el senador de Ohio, JD Vance.
Trump comenzó a alardear de los logros de Musk en mítines de campaña, como cuando el propulsor reutilizable del Starship regresó a la torre de lanzamiento y fue atrapado por brazos mecánicos.
“Esos brazos lo agarran como agarras a tu bebé, justo como agarras a tu pequeño bebé. Y lo abrazó y simplemente lo puso abajo, y ahí estaba”, dijo Trump.
Musk estuvo con Trump en su resort de Mar-a-Lago la noche de las elecciones y ha pasado gran parte de las dos semanas desde entonces allí. Kai Trump, la nieta de Trump, publicó una foto de ella con Musk en uno de los clubes de golf de Trump y escribió que Musk estaba “convirtiéndose en su tío”.
La semana pasada, Musk apareció en un salón de baile dorado en Mar-a-Lago, sentado en el centro de la sala como invitado de honor en un evento. Trump, en su discurso en el evento de gala, dijo que el coeficiente intelectual de Musk es “de lo más alto” y lo elogió como “un tipo realmente bueno”.
“Lanzó un cohete hace tres semanas y luego fue a Pensilvania a hacer campaña porque consideró esto más importante que lanzar cohetes que cuestan miles de millones de dólares”, dijo Trump.
Trump bromeó sobre la constante presencia de Musk en Mar-a-Lago y dijo: “Le gusta este lugar. No puedo sacarlo de aquí”.
Añadió: “Y saben qué, me gusta tenerlo aquí”.
Musk fue tan aclamado por la multitud partidaria de Trump que fue invitado a hablar en el escenario en el evento después de Trump, en el que habló de la victoria del presidente electo como si fuera su compañero de fórmula.
“El público nos ha dado un mandato que no podría ser más claro”, dijo Musk sobre los resultados de las elecciones.