NUEVO LAREDO, TAM.- Corría el año 1957, cuando nace la Ladrillera Treviño, cuando la demanda del ladrillo era tal, que diariamente producían 19 mil piezas.
Ahí en la Colonia Roma, es una de las cuatro o cinco que quedan, de los 19 trabajadores que llegó a tener ahora solamente cuenta con cuatro y dos eventuales, comentó Higinio Treviño, quien cuenta con 65 años de edad.
“Este negocio lo pone mi padre, yo estuve un tiempo, pero luego me ocupé en otras cosas, fue hasta el año de 1997 cuando me habla y me pide que le ayudara y aquí me quedé, la demanda de este producto llegó a ser tan importante, que mi padre y sus trabajadores producían diariamente 19 mil piezas”, aseguró.
Los hornos se prendían cuando 30 mil piezas estuvieran secas, listas para entrar al horno donde permanecían mínimo seis días y noches para estar completamente cocidos, después era un ir y venir de trailas y trailas, que llevaban su carga hacia Estados Unidos, señaló.
La demanda principal era de personas del vecino país, luego se acabó y de las 67 ladrilleras que había ahora solamente quedan cuatro o cinco, agregó don Higinio.
“Ahora solamente producimos mil 500 ladrillos por día durante los tres días, un ladrillo tiene un costo de 5.00 pesos, los beneficios del ladrillo en una construcción es que es un material térmico y protege mucho de la humedad, esas eran las ventajas que originaban que fuera muy usado”, aseguró.
Ahora están en la cuerda floja, ya no hay tierra aquí cerca, se requiere de tierra que no esté contaminada, es una tierra que le llaman de agua, concluyó.
Ahí dejamos a don Higinio y sus trabajadores, produciendo todavía este material con el que están construidas las casas más añejas en ambos lados de la frontera.