WASHINGTON.- El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este sábado que Amy Coney Barrett será su nominada para ocupar la vacante en la Corte Suprema que dejó el fallecimiento de la jueza liberal Ruth Bader Ginsburg.
Trump hizo el anuncio durante una conferencia de prensa en el Rose Garden de la Casa Blanca, donde le acompañó la jueza Barret.
“Durante la semana pasada, nuestra nación ha estado en luto por la pérdida de una verdadera leyenda estadounidense, la jueza Ruth Bader Ginsburg fue una gigante de la ley y una pionera de las mujeres”, dijo Trump.
“Ahora nos reunimos en el Rose Garden para continuar con nuestra labor interminable de asegurar justicia equitativa y preservar la aplicación imparcial de la ley.
“Hoy tengo el honor de nominar a la Suprema Corte a una de las mentes legales más brillantes y dotadas. Es una mujer sin paralelos en sus logros, amplio intelecto, extraordinarias credenciales e incuestionable lealtad a la Constitución: la jueza Amy Coney Barret”.
Al tomar la palabra, Barret agradeció la nominación y recordó a Ginsburg, que falleció tras una batalla contra el cáncer.
“Estoy muy honrada por la nominación a la Suprema Corte. Si soy confirmada, tendré muy en cuenta quién estuvo antes de mí y por quien la bandera de EU aún está izada a media asta”, dijo Barret sobre Ginsburg.
“La juez Ginsburg inició su carrera en un momento en que las mujeres no eran bienvenidas en la abogacía. Pero no sólo rompió esas barreras, las derrumbó por completo”.
Barrett, de 48 años, estuvo entre los finalistas para la segunda nominación de Trump al alto tribunal, que finalmente obtuvo el juez Brett Kavanaugh.
Católica devota y con siete hijos, es una favorita de los conservadores religiosos y se considera que rechaza completamente el aborto.
Barrett fue nominada por Trump a la Corte de Apelaciones del 7mo Circuito federal y confirmada por el Senado en octubre de 2017 por 55 votos a favor y 43 en contra. El 7mo Circuito, con sede en Chicago, cubre los estados de Illinois, Indiana y Wisconsin.
En sus casi tres años en el puesto ha firmado unas 100 opiniones, incluidas varias discordantes en las que mostró su claro y consistente cariz conservador.
Barrett sirvió como asistente legal del juez de la Corte Suprema Antonin Scalia. Trabajó brevemente como abogada privada en Washington D.C. antes de volver a la Facultad de Derecho de la Universidad de Notre Dame, donde estudió, para convertirse en profesora en 2002.
En 2017, durante su vista de confirmación en el Senado para el puesto en la Corte de apelaciones, los demócratas presionaron a Barrett sobre si sus creencias afectarían a sus posibles fallos sobre el aborto y otras cuestiones sociales controvertidas.
Barrett respondió que se tomaba su fe católica en serio, pero “yo recalcaría que mi afiliación religiosa personal o mi creencia religiosa no me eximen de mis deberes como juez”.
Está casada con Jesse Barrett, un ex Fiscal federal que ahora es socio en una firma legal de South Bend, Indiana. La pareja tiene siete hijos, incluidos dos adoptados en Haití y uno con necesidades especiales.