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México: Quejas de EEUU dan impulso a nuevos sindicatos

El gobierno de Joe Biden ha interpuesto seis de esas quejas

Varias personas trabajan en una fábrica de zapatos el lunes 7 de febrero de 2023, en León, México. (AP Foto/Mario Armas)
AP

CIUDAD DE MÉXICO.— Han pasado casi dos años desde que Estados Unidos empezó a presionar al gobierno mexicano por violaciones a los derechos laborales, valiéndose de métodos rápidos de solución de disputas contenidos en el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá.

El gobierno del presidente estadounidense Joe Biden ha interpuesto seis de esas quejas y alardea que, por primera vez, alguien está desafiando a los sindicatos antidemocráticos mexicanos de la vieja guardia que han mantenido los salarios dolorosamente bajos durante décadas.

Pero trabajadores y organizadores sindicales consideran que los resultados son disparejos. Dicen que es difícil construir un movimiento para un sindicato real de la noche a la mañana, y que los empleadores y los viejos jefes sindicales siguen resistiéndose al cambio.

La primera queja fue interpuesta en mayo de 2021, con respecto a los intentos del sindicato Confederación de Trabajadores de México (CTM) para interferir en la votación en la planta de General Motors en Silao, estado de Guanajuato, en la region centro-norte del país.

Bajo la presión de la queja de Estados Unidos —que a la larga podría haber derivado en sanciones comerciales_, funcionarios y observadores mexicanos supervisaron una votación sindical absolutamente limpia en la que el sindicato de la CTM de la vieja guardia fue echado, y un nuevo sindicato independiente ganó el derecho a negociar.

El nuevo sindicato obtuvo rápidamente un incremento salarial del 8,5% y más bonificaciones.

Del “lado económico, la verdad es que se ve reflejado el cambio, aunque se tardaron un poquito en darnos el aumento”, dijo Manuel Carpio, un trabajador de GM. Carpio dice que ello se debió a la reforma en las leyes laborales mexicanas y a la presión ejercida bajo la queja en el marco del T-MEC.

“Yo digo que sí tuvo mucho que ver”, agregó.

Antes, sindicatos partidarios de la compañía firmaban contratos a espaldas de los trabajadores, y se valían de gamberros para impedir que los obreros cuestionaran los contratos, o se apoyaban en la empresa para que despidiera a los disidentes. Carpio dijo que antes era imposible organizar un nuevo sindicato.

“Se vio mucho muchas represalias”, pero ahora están protegidos por la ley, señaló. Antes, si lo hubieran intentado, “hubieran volado cabezas”.

Eso no quiere decir que todos los problemas hayan sido solucionados. Carpio dijo que el nuevo sindicato, conocido por sus iniciales SINTTIA, tiene una curva de aprendizaje, y ha sido lento para entregar prestaciones derivadas de las cuotas sindicales. Y los trabajadores automotrices en México siguen teniendo salarios tan bajos que incluso son de 300 dólares al mes, o 12 dólares diarios.

El nuevo sindicato logró que el mínimo fuese incrementado a unos 14 dólares al día, pero eso sigue siendo menos de lo que un obrero automotriz estadounidense gana en una hora. Washington espera que algún día los sueldos en México lleguen a ser iguales que los de Estados Unidos, lo cual detendría la salida del país de puestos de manufactura, aunque eso no va a ocurrir durante mucho tiempo.

José Guadalupe Alonso, representante del nuevo sindicato, cree que dicho aumento aún es algo muy lejano. El nuevo sindicato todavía intenta hallar una solución al hecho de que la CTM se llevó todo lo que había en las oficinas sindicales, incluidas las sillas y las computadoras, y dejó las arcas vacías.

Alonso no tiene duda de que las quejas laborales estadounidenses fueron cruciales para que hubiera un nuevo sindicato en GM.

“Aquí lo que realmente hizo la diferencia fue el gobierno de Estados Unidos, que forzó o presionó para que se lograran ciertas cosas”, señaló Alonso.

Pero considera que intentos de organización similares en otras plantas del área, que no han atraído tanta atención internacional, siguen siendo tan difíciles como siempre.

Por ejemplo, una iniciativa de organización por parte del mismo sindicato en una planta alemana que fabrica tubería automotriz enfrentó resistencia recientemente. Alonso dijo que, cuando las autoridades laborales mexicanas intentaron realizar una inspección en la planta, los guardias les dijeron que tenían la dirección equivocada.

“Realmente a lo mejor va a tener que hacerse otra queja ante el gobierno, el gobierno de Estados Unidos”, manifestó Alonso.

La Secretaría del Trabajo y Previsión Social de México dice estar comprometida con hacer que las nuevas leyes laborales funcionen realmente. Las reformas les garantizan a los trabajadores el derecho al voto secreto, ver sus contratos y aprobar periódicamente a los líderes sindicales, todo lo cual no ocurría antes. Pero el país aún no ha establecido las juntas laborales, los inspectores y la divulgación que harían que las cosas salgan bien.

Por su parte, las quejas de Estados Unidos no son una varita mágica: el mejor ejemplo hasta ahora es la planta de autopartes VU Manufacturing en la ciudad fronteriza de Piedras Negras, estado de Coahuila. Es el único lugar donde Washington no sólo tuvo que presentar una, sino dos quejas laborales bajo el T-MEC, solicitándole a México que asegure que sus leyes que garantizan la libertad para organizarse estén siendo aplicadas.

La planta, ubicada frente a la ciudad de Eagle Pass, Texas, ilustra algunas de las batallas cuesta arriba que los organizadores enfrentan para hacer que la libertad sindical sea una realidad.

El personal de las instalaciones de VU es femenino en su mayor parte. Con frecuencia las mujeres trabajan turnos de 12 horas en los que ensamblan viseras, apoyabrazos y partes para los tableros de instrumentos de automóviles. El salario base es de aproximadamente 15 dólares diarios.

Piedras Negras es una ciudad fronteriza relativamente pequeña y aislada donde hay tan poca tradición sindical que la CTM dominó la planta, pero nunca ni siquiera se molestó en pedirle un contrato laboral a los propietarios, dice Pablo Franco, abogado laboral de Piedras Negras.

Después de que Estados Unidos interpuso una primera queja laboral en julio, la empresa se vio obligada a permitir una votación, pero autorizó que la CTM se quedara en el interior para que intentara intimidar a los trabajadores con el fin de que rechazaran al nuevo sindicato, la Liga Sindical Obrera Mexicana.

“Hablaban con los compañeros y les decían que no había que permitir la entrada de un sindicato ajeno como de la Liga, que era mejor gente conocida, gente de casa”, dijo Franco. “Y eso lo hablaban con los compañeros y les daban facilidades a la CTM para hablar con los trabajadores, para tener actividad de proselitismo. Eso fue… la participación de la empresa”.

Aunque el nuevo sindicato ganó una votación a fines de agosto por un margen de casi dos a uno, el hostigamiento no ha cesado, y la compañía se ha mostrado renuente a negociar, dijo la organizadora sindical Julia Quiñonez, activista laboral de Piedras Negras.

Quiñonez ha sido blanco de varios videos en redes sociales en los que a trabajadores de la planta se les permitió salir de la fábrica —vestidos con sus uniformes laborales— y llevar a cabo una conferencia de prensa, en la cual atacaron al nuevo sindicato por lo que dijeron eran exigencias excesivas de incrementos salariales: un escandaloso aumento de 32 dólares diarios.

“Ninguna empresa está haciendo eso”, dijo uno de los disidentes en el video. Esa cantidad de dinero no la “tiene ni el dueño”.

Quiñonez cuestiona eso —dice que el nuevo sindicato sólo está pidendo salarios de 19 dólares diarios_, pero señala que la compañía se ha negado a negociar, y se ha aliado con la CTM para lanzar una campaña de calumnias contra el sindicato.

“Dicen que… estamos alentando que los trabajadores pidan más de lo que las empresas les pueden dar, para que luego se cierren y se regresen a Estados Unidos”, declaró Quiñonez.

Presuntamente la compañía también limitó el acceso del nuevo sindicato para que llevara a cabo una asamblea en la planta, y se negó a entregar información como parte de las negociaciones.

VU Manufacturing no respondió a las solicitudes de comentarios que se le hicieron vía telefónica y por correo electrónico.

La situación generó una segunda queja estadounidense el 30 de enero, algo sin precedentes.

“A pesar de que esta instalación tomó acciones positivas en 2022, algunas de las fallas que identificamos previamente parecen estar reapareciendo”, dijo la representante comercial estadounidense Katherine Tai.

La Secretaría del Trabajo indicó en un comunicado que “Manufacturas VU está obligada a negociar de buena fe con la Liga Sindical Obrera Mexicana, por lo que deberá brindar las facilidades necesarias a sus representantes y asesores para que ingresen a las instalaciones, participen en las negociaciones e informen a las personas trabajadoras los resultados de las mismas”.

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