VICTORIA, TAM.-En esta ocasión el ritual del Domingo de Ramos tuvo que ajustarse a las medidas de higiene dictadas por la secretaría de salud.
Esta vez el párroco de la Basílica de Nuestra Señora del Refugio se alejó del Sagrario y se posó en uno de los pasillos para atender a lo feligreses que provistos con y cubrebocas y guantes llegaron con su ramo para ser bendecido.
El presbítero enunciaba las palabras Santas y al mismo tiempo conminaba a los asistentes a guardar una sana distancia entre sí para evitar crear una aglomeración, atendiendo así las recomendaciones de la secretaría de salud ya popularizadas.
Afuera los pocos vendedores de ramos hacían su agosto entre los victorenses católicos que se acercaban bajo la mirada vigilante de los elementos de la Policía Estatal que reproducían una y otra vez la grabación con las recomendaciones hacia la población para evitar más contagios.
El rostro de los asistentes compartía una misma expresión de angustia y esperanza que esta verdadera cuarentena inspira. La Semana Santa de este año 2020 ha traído (por las malas) un verdadero milagro: la grey estará en casa y no vacacionando, pidiendo al Creador con un corazón constricto que regrese la paz y la tranquilidad a su vida cotidiana.