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Agrava la pandemia situación de mujeres

Aunque el trabajo del hogar no está reconocido ni se retribuye económicamente, ocupa tiempo y energía

Agencia Reforma

CIUDAD DE MÉXICO.- Durante la pandemia de Covid-19 la carga de trabajo aumentó para la mayoría de las mujeres debido a factores como la disminución de la plantilla laboral -reducción también de salario en algunos casos- y ampliación de horarios, a la vez que desempeñan labores domésticas o relacionadas al cuidado y atención de la familia, en una doble y triple jornada, señala Erika Villavicencio-Ayub, coordinadora de Psicología Organizacional en la UNAM.

Pese a los avances, la igualdad de género no es una realidad en México, advierte la especialista.

“Se ha avanzado, pero sin estar en los estándares necesarios, como lo demuestra la ausencia significativa de mujeres en puestos directivos. El mayor porcentaje lo siguen teniendo los hombres. Aunque el protocolo de equidad de género da el carácter de obligatoriedad a las empresas para tener contrataciones iguales para ambos géneros, en la jerarquía organizacional no está representada la mujer”, contrasta la especialista en salud ocupacional.

Este trato diferenciado implica no sólo la ausencia de mujeres en la jerarquía de las empresas, sino también una menor remuneración y exposición al maltrato, puntualiza al ser consultada por REFORMA sobre el estrés crónico o ‘burnout’ en este periodo de pandemia.

“Solo en el primer trimestre de 2019 –y me voy tan atrás, porque el año pasado es atípico– más de 10 mil mujeres abandonaron su trabajo por temas de acoso o violencia laboral. Todo eso va mermando a la mujer, que presenta no solamente ‘burnout’, sino muchísimos otros trastornos derivados de esas condiciones.

“Insisto: el estancamiento, el salario –hay personas que realizan las mismas funciones, pero no gana lo mismo un hombre que una mujer– y ahora, en temas de pandemia, es bien sabido que migramos prácticamente las actividades al hogar. Si estamos en un sector donde nuestras funciones se pueden adaptar al teletrabajo, y ante la falta de normatividad que tenemos en nuestro País hasta inicios de este año, las empresas no supieron qué hacer y entonces los horarios se ampliaron, las cargas de trabajo aumentaron en la mayoría de los casos, entre varias razones porque la plantilla se redujo, a veces el mismo salario se redujo, pero la mujer realiza una doble o una triple jornada, en el mejor de los casos”, señala Villavicencio, directora de DserOrganizacional y consultora de empresas.

Aunque el trabajo del hogar no está reconocido ni se retribuye económicamente, ocupa tiempo y energía, indica.

“Pareciera que sigue siendo obligación principalmente de las mujeres atender a los hijos, con todas las actividades que se están llevando a cabo hoy día dentro de los hogares, como la escuela en línea y tenerlos de tiempo completo en el hogar, buscarles distracciones, alimentarlos, etcétera. Pero también el mismo cuidado del hogar requiere actividades”, enumera.

A lo anterior debe añadirse la carga mental, enfatiza Villavicencio.

“Hablamos de carga mental cuando la mujer, en un 80 por ciento, además de atender sus actividades profesionales, es la que planea, organiza y ejecuta todas las actividades que tienen que ver con el mantenimiento del hogar, incluidos los hijos, las mascotas y a veces la misma pareja. Este contexto general nos pone en evidencia que estamos muy lejos todavía de hablar no sólo de igualdad, sino de equidad laboral”, puntualiza.

Este cúmulo de responsabilidades afecta de distinta manera a las mujeres, señala la también investigadora.

“Depende de muchas características y de antecedentes que las personas tengan, pero tenemos algunas situaciones que tienen mayor frecuencia. Al momento que esta doble-triple jornada está de manera prolongada, la mujer empieza a descuidarse: descuida sus tiempos de descanso, su alimentación, en ocasiones no tiene más actividades que estas que comentamos, porque saturan su día a día.

“Obviamente eso repercute y tiene una afectación en la salud física, pero también en la salud mental. Si estamos hablando de mujeres que además son las responsables de llevar el sustento a sus hogares y no tienen un apoyo económico adicional, la situación se agrava”.

El cierre de más de un millón de empresas a causa de la pandemia ha cancelado opciones para muchas trabajadoras que deben lidiar con injusticias o maltratos –sobre todo si son único sostén de sus familias– y una incertidumbre laboral, a la que se agrega la falta de certeza sobre el desarrollo de la enfermedad misma o, si han perdido familiares, la ausencia de un adecuado duelo, expone Villavicencio.

“Recibo una serie de situaciones alarmantes y eso lleva a que mi organismo esté todo el tiempo en alerta. Esta situación de alerta en tiempos prolongados baja el sistema inmunológico y produce trastornos, como ansiedad, depresión, angustia y obviamente el estrés”.

Lo anterior resulta en una fuerza de trabajo enferma, como han revelado los estudios que se aplican en diversos lugares.

“Es un cúmulo de emociones que no da tiempo para procesarlas o para recibir un apoyo psicológico al respecto. Entonces tenemos a mamás muy enfermas en terrenos de la salud mental, pero que tienen que estar de pie continuando con todas sus responsabilidades del día a día. No quiero generalizar: sabemos que hay hogares que tienen un binomio adecuado entre hombres y mujeres, pero también sabemos que muchos de los hogares mexicanos están a cargo de las mujeres”, apunta.

Villavicencio destaca el derecho a la desconexión, el respeto de horarios, así como la diversificación de éstos, junto con el reconocimiento a los roles que desempeñan las mujeres y el impulso a la colaboración, entre otros temas que pueden alinearse con la reforma laboral relacionada con el teletrabajo.

“Tanto en un trabajo presencial como en uno a distancia es imposible que todos entremos a la misma hora y que se mueva la Ciudad en esos picos de tránsito. También tenemos necesidades diferentes y a las mujeres con este rol de cuidadoras se le tienen que dar condiciones equitativas para que puedan atender de manera adecuada ambos roles. En temas de capacitación nos hacen falta muchas herramientas para facilitar la ejecución de nuestras actividades y entender que debemos de trabajar en un ambiente colaborativo, en la organización, en la familia y en la sociedad”.

Así, dice, se tendrán mejores resultados para que las nuevas generaciones no padezcan el estrés de los padres.

“Cuando digo ‘nuevas generaciones’ me refiero a estos niños que están recibiendo el estrés del día a día de los padres, por ende creo que nuestra cultura se tiene que sensibilizar y concientizar en el balance de vida, en la salud mental, en el cuidado, en la prevención y buscar que esto suene también al interior de las organizaciones.

“No podemos tener a la gente conectada más de su horario laboral: no es productivo, no da mejores resultados, sino todo lo contrario. Está la evidencia documentada. De ahí paso de nueva cuenta al derecho a la desconexión. Creo que es importante tener y respetar horarios de trabajo, pero también necesitamos, y lo digo como una voz femenina, que es madre y ama de casa, necesitamos tiempo para otras funciones. En la medida que todos estos roles puedan congeniar positivamente, daremos resultados y estaremos más comprometidas con nuestro trabajo en nuestra organización”.

En este balance, las necesidades como persona deben ser atendidas también, aconseja.

“Hay un mensaje subliminal en la educación que recibimos muchas mujeres en este País. Características como la sumisión, como el atender las necesidades de otros predominan para muchas generaciones. Y también necesitamos tener y satisfacer nuestros deseos, tener una comunicación con nuestros amigos, amigas, seres queridos, tener un descanso óptimo, delegar actividades: no tenemos que ser las únicas que atiendan un lugar. Hay diferentes formas de organizarse”, plantea la experta.

Este equilibro vital permitirá afrontar socialmente la pandemia con mejores resultados y un menor estrés e impacto en la salud, concluye.

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