NUEVA YORK.- En medio de la segunda ola de contagios de Covid-19, cientos de unidades de cuidados intensivos en Estados Unidos se han quedado sin espacio y han reportado falta de suministros.
Un análisis de Associated Press sobre datos hospitalarios federales de EU mostró que, desde noviembre, casi se ha duplicado la cantidad de nosocomios en la Unión Americana que están al límite.
Además, el trabajo reveló que más del 40% de la población del país norteamericano vive ahora en zonas en las que las UCI tendrían únicamente alrededor del 15% de camas disponibles.
Las UCI son la última opción para los pacientes con los cuadros más graves de Covid-19, pero el personal de muchos de estos centros -el cual atiende día con día a personas conectadas a respiradores artificiales- ha externado que está exhausto.
Marc Boom, director general del Houston Methodist, ha externado reiteradamente su preocupación por la situación hospitalaria de la nación, especialmente en Texas, donde se ha notificado un promedio de 20 mil nuevos contagios diariamente. El estado, además, ha reportado que tiene más de 13 mil pacientes con síntomas relacionados con el coronavirus internados.
Conforme a los datos compilados hasta el jueves por parte del COVID Tracking Project, las hospitalizaciones han continuado elevados en el oeste y sur de EU, con más de 80 mil, aunque se ha observado una tendencia hacia la estabilización y la posible disminución de la incidencia.
No obstante, no está claro si esta tendencia seguirá en tanto aumenten los registros de las nuevas variantes del virus y se incrementen las fallas en la distribución de las vacunas.
En Nuevo México, un sistema hospitalario emergente contrató a 300 enfermeros temporales provenientes de otras entidades a un costo de millones de dólares para lidiar con la saturación de pacientes en cuidados intensivos.
“Ha sido horrible”, expresó el doctor Jason Mitchell, titular de los Servicios de Atención Médica Presbiterianos en Albuquerque.
Mitchell indicó, sin embargo, que encuentra consuelo en el hecho de que no ha tendido que activar el plan para racionalizar la atención médica, algo que habría requerido que un equipo de tiraje evaluara a los pacientes a partir de sus probabilidades de sobrevivir y, con base en eso, determinar si se le debe atender o no.
“Es un alivio que nunca tuvimos que hacerlo”, dijo Mitchell. “Suena escalofriante porque es escalofriante”.
