CHINA.-Millones de personas en una cuarentena voluntaria, el vacío de las calles y el inusual silencio forman parte del escenario que ha vivido en los últimos dos meses la regia María Arroyo en China, ante la presencia del coronavirus.
En la Ciudad de Cantón, en la provincia del mismo nombre, la joven de 28 años, originaria de Guadalupe, ha enfrentado dificultades para conseguir cubrebocas, por la psicosis que se registra en el país asiático y que incluso la llevó a no salir de su casa durante semanas.
Se ha mantenido en contacto con su madre Verónica Obregón mediante videollamadas.
María es maestra de inglés y por ahora da sus clases en línea, como millones de residentes chinos que trabajan desde sus hogares para evitar un posible contagio.
“Si queremos entrar a nuestros edificios nos toman la temperatura, registran nuestros nombres, (y) en mi caso, por ser extranjera, el número de teléfono”, cuenta en videollamada.
“Si sales de la ciudad, entras a otra, te dan hojas a llenar de salud, te vuelven a checar la temperatura y te dan un papelito de instrucciones de qué hacer en caso de coronavirus. Y si presentas temperatura alta se te prohíbe la entrada a la ciudad”.
Agrega que se está regularizando el movimiento normal, pero aún no se han restablecido las clases.
Sobre la llegada del coronavirus a México, la joven dice que aunque no ve que en el País puedan tenerse controles tan estrictos como en China, lo principal es no alarmarse.
Su mamá comenta que a pesar de la diferencia horaria ha buscado estar comunicándose diariamente con su hija para saber su situación.
“Estoy con el miedo de que ella está allá y con el peligro”, señala.
Además, dice que desde hace unas semanas le enviaron a María paquetes de cubrebocas, guantes y antibacteriales, pero no le han llegado.
