Estas inhumaciones se realizaron de forma directa en el suelo y en tres momentos distintos durante el primer siglo tras la caída de México-Tenochtitlan.
El Centro INAH Oaxaca comisionó a un grupo de profesionales que tuvieron como tarea poner en valor las tumbas, las cuales estaban en mal estado y ahora cuentan con cubiertas y accesos nuevos