CIUDAD DE GUATEMALA (AP) — Los restos de dos migrantes guatemaltecos que murieron ahogados en el río Bravo, fronterizo entre Estados Unidos y México, hace 29 años llegaron el viernes a Guatemala.
Los restos de Francisco Evelio Villatoro Velásquez y Osman Roberto Sáenz Montejo llegaron en dos cajas pequeñas de cartón café, rotuladas con sus nombres. Una funeraria local se encargó de recibirlos y trasladarlos hasta sus comunidades, ya que sus familiares no pudieron ir por ellos a la capital guatemalteca por falta de recursos económicos.
Villatoro Velásquez y Sáenz Montejo tenían 21 años, eran agricultores y amigos, cuando salieron juntos del departamento de Huehuetenango, fronterizo con México, el 16 de septiembre de 1996 para migrar a Estados Unidos.
Tres días después, ya en la frontera norte de México, intentaron cruzar el río Bravo.
Sáenz Montejo se lanzó al agua, pero se ahogaba, entonces Villatoro Velásquez intentó rescatarlo, muriendo los dos en el lugar. Esa es la versión que los familiares de Sáenz Montejo recibieron de testigos y autoridades locales cuando viajaron a México diez días después de los hechos para identificar los cadáveres. Los migrantes fueron enterrados en México, pues entre sus ropas encontraron documentos que los identificaban como mexicanos.
Rubia Villatoro Velásquez, hermana de Francisco, relata que en un artículo de prensa las familias vieron fotografías de ellos y reconocieron sus ropas. Ella y su hermano quedaron huérfanos desde niños, a sus padres los mató el ejército guatemalteco en 1982, en medio del conflicto armado interno que mantenía con la guerrilla.
Según informes de dos comisiones sobre la verdad histórica, de Naciones Unidas y de la Iglesia católica, durante la guerra en Guatemala, entre 1960 y 1996, hubo 250.000 personas fallecidas y unos 45.000 desaparecidos. Ambos informes responsabilizan al ejército y paramilitares por el 90% de las muertes y desapariciones.
“Mi hermano decía: me voy a ir porque aquí no tengo nada. Se quería ir a trabajar para comprarse una casa, pues sin padres no teníamos cómo sobrevivir”, dijo la hermana del fallecido vía telefónica a The Associated Press.
Rubia Villatoro Velásquez recuerda que primero se enteraron del fallecimiento de Sáenz Montejo y luego que su hermano también había muerto intentando salvar a su amigo. “El papá de Osman se fue a México y él los reconoció, fue a ver dónde habían quedado enterrados, los dejaron juntos, cada uno en una tumba, pero a la par”, dijo, ambos fueron enterrados en un cementerio de la ciudad de Matamoros, en el estado norteño de Tamaulipas.
Durante años, ambas familias de escasos recursos no supieron cómo recuperar los restos de sus familiares, y fue hasta abril de 2019 que decidieron denunciarlos como desaparecidos, con el fin de establecer oficialmente que eran las personas enterradas y poder repatriarlos, explicó Villatoro Velásquez. Sin embargo, no recibieron apoyo de autoridades consulares, sino hasta este año que se concretó la ayuda.
“Nosotros no sabíamos qué hacer, no había quién nos ayudara hasta que una organización llamada Ecap (Equipo de Estudios Comunitarios y Acción Psicosocial) nos ayudó”, dijo la hermana del fallecido. La Fundación para la Justicia, con sede en México, también ayudó a la repatriación de los restos.
Villatoro Velásquez dice que finalmente va a estar más tranquila, pues su “hermano va a quedar enterrado cerca de mis papás, ya me siento más tranquila que los voy a tener cerca… Ya hay donde ponerle un ramo de flores el día de su cumpleaños o el Día de Muertos”, dijo.
La abogada Rosmery Yax Canastuj, que apoyó a los familiares a lograr la repatriación de los restos, explicó que el proceso duró años. “Fueron 29 años donde la familia estuvo buscando abrir camino para el retorno de ellos y finalmente se cierra el ciclo. El Estado de Guatemala nunca hizo gestiones para apoyar a las familias, fue a través de la Fundación para la Justicia que se usaron mecanismos para lograrlo”.
“Es importante hacer un llamado al Estado guatemalteco para que no sea indiferente y atienda las peticiones de todas las familias que están en estos procesos de búsqueda y verdad, así como de buenas prácticas de identificación forense y de mecanismos de búsquedas transnacionales de migrantes”, dijo Yax.


