CIUDAD DE MÉXICO.- En los Países Bajos se llevó a cabo el primer funeral con un ataúd “viviente” elaborado con micelio, material que crece en las raíces de árboles, hongos y plantas.
Capullo Viviente es el nombre de estas cajas fabricadas por Loop, startup neerlandesa que el pasado fin de semana utilizó uno de sus primeros 10 ataúdes.
El micelio es un organismo vivo capaz de neutralizar todo tipo de sustancias tóxicas y nutrir todo lo que crece sobre el suelo, por lo que es un reciclador natural, explica Bob Hendrikx, fundador de la compañía.
“Constantemente, (el micelio) está buscando material de desperdicio para convertirlo en nutrientes para el medio ambiente. Hace lo mismo con sustancias tóxicas, incluido el petróleo, plástico y metal”, detalla.
En la ciudad de Róterdam, los agricultores utilizan el micelio para limpiar el suelo e incluso para restaurar la salud de la tierra.
Este material también fue utilizado en Chernóbil, donde ocurrió un accidente nuclear en 1986, asegura Hendrikx.
En general, un cuerpo humano tarda más de 10 años en compostarse si se utiliza un ataúd convencional.
Las partes metálicas y barnizadas de la caja, así como la tela sintética, pueden persistir por mucho más tiempo, precisa el emprendedor.
Un ataúd de Capullo Viviente, por su parte, es absorbido por la naturaleza en un periodo de 30 a 45 días, y el cuerpo humano puede compostarse en dos o tres años.
Durante este tiempo, además, convierte los desechos del cuerpo en nutrientes, lo que mejora la calidad del suelo de los alrededores.
“El Capullo Viviendo permite que las personas se vuelvan uno con la naturaleza de nuevo y enriquezcan el suelo en lugar de contaminarlo”, considera Hendrikx.
Frank Franse, director de las empresas funerarias CUVO y De Laatste Eer, afirma que el sector está interesado en este tipo de soluciones sustentables.
“Es importante estar involucrados en innovaciones sustentables como esta. Encaja con nuestro objetivo de ser un servicio funerario cooperativo y sustentable”, indica en un comunicado.
