CIUDAD DE MÉXICO.- Mientras Jalisco permite desde octubre pasado que las personas transgénero del País, sin importar su edad, obtengan un acta de nacimiento acorde con su identidad autopercibida, en el Congreso de la Ciudad de México está detenido el dictamen que facilitaría este trámite desde la infancia, contrasta Tania Morales, directora de la Asociación por las Infancias Transgénero.
“Es una pena, porque desde 2019 pudieron hacer la diferencia en las vidas de muchas niñas y niños del País que están desamparados por el Estado, al no contar con un acta de nacimiento, y es una pena porque no hay una razón por la cual no se haya votado; si se hubiera hecho y votado en contra, por lo menos las familias y organizaciones que estamos empujando tendríamos algún resultado. Pero estar dos años en espera sin ninguna respuesta ni razón de por qué el dictamen está congelado es muy triste”, lamenta Morales, también abogada e historiadora del arte.
El referido dictamen surgió de dos iniciativas presentadas por separado en 2019 por los diputados locales Paula Soto –a partir de la propuesta del Primer Parlamento de Mujeres de la Ciudad de México– y Temístocles Villanueva.
Busca reformar los códigos Civil y de Procedimientos Civiles locales para que los menores de edad, a través de quienes ejerzan la patria potestad o tutela y con expresa conformidad de los niños y adolescentes, obtengan una nueva acta de nacimiento que reconozca su identidad de género.
Sería un trámite administrativo y no un proceso judicial, como ocurre actualmente.
Por su parte, el decreto publicado por el Gobierno de Jalisco que reforma el reglamento del Registro Civil prevé que cualquier persona que cuente con un acta de nacimiento registrada en México acuda a las oficialías de la institución para realizar su trámite de modificación de los datos de nombre y género y obtenga un acta de nacimiento acorde con su identidad autopercibida.
“Se le informa de manera clara y completa a cada persona dependiendo de su edad qué es lo que está haciendo y se toma el consentimiento informado. Además, el Gobierno de Jalisco fue sensible, porque sabemos que no hay muchas familias en las que estén apoyando madre y padre, entonces solicita solo la presencia de alguna de las dos personas, porque sabe que es un derecho de la infancia, no un derecho de la madre o del padre”, destaca Morales.
La asociación impulsa reformas semejantes en el resto del País.
Replantear modelos
La Asociación por las Infancias Transgénero trabaja principalmente en la visibilización de éstas ante las instituciones, pues no pretenden hacer públicos nombres ni rostros, aclara Morales.
“Las familias no quieren hacer eso, porque estamos cuidando de nuestros hijes. Las personas adolescentes son un poco más visibles y eso nos da mucho gusto, porque en la medida en la que la gente trans es visible permite a la sociedad ver o tener una mirada distinta de lo que generalmente se dice de ella. Comúnmente tenemos historias que no reflejan ni sus vivencias desde sus realidades”, explica Morales.
Se trata, sobre todo, de estereotipos negativos, puntualiza Guerrero, cofundadora del Laboratorio Nacional de Diversidades.
“La mayor parte de la gente, cuando piensa en las personas trans, está pensando desafortunadamente en referentes negativos, como pueden haberlos visto por ejemplo en películas, donde las personas trans son criminales, drogadictas, violadoras o asesinas: un mensaje profundamente negativo que nos construye como peligro social”.
O es una representación “de pastelazo”, que se burla de las personas trans o las visualiza como un chiste.
Las personas trans, en realidad, tienen presencia en todo los ámbitos, añade la doctora en Filosofía de la Ciencia e integrante del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).
“Las hay en el espectáculo, en las matemáticas, en el trabajo sexual, en el arte o el derecho, y las hay de todas las edades, de todos los credos y posiciones políticas”, como se ha propuesto mostrar cada 31 de marzo el Día Internacional de la Visibilidad Transgénero.
“Es un día básicamente para mostrar la diversidad de voces y experiencias, para romper estereotipos y mostrar que nuestras vidas sí están atravesadas por violencias, sí están atravesadas por marginalizaciones, pero son vidas dignas de ser contadas y de ser vividas”, enfatiza Guerrero.
Abogan por igualdad de derechos
La visibilización que promueve la asociación presidida por Morales se dirige ante instituciones como los sistemas nacionales de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (SIPINNA) o para el Desarrollo Integral de las Familias (DIF) y las comisiones de Derechos Humanos.
“Hemos hecho ejercicios incluso con la Suprema Corte de Justicia para que estas instituciones encargadas de hacer lo necesario para una equidad o una igualdad entre las personas pueden hacer algo. Nuestro objetivo no ha sido tanto visibilizar frente a la sociedad como frente a las instituciones.
“Nos interesa de manera primordial que las infancias y adolescencias trans tengan los mismos derechos que las personas que no son trans”, relata Morales.
La asociación, que forma parte de la Red de Familias Trans dispone de una página (www.infanciastrans.org) en la que se puedan descargar materiales de consulta y provee información y acompañamiento en los ámbitos escolar, legal, de salud y social. Está en redes sociales como @infanciastrans.org.
Crecer en entornos sin miedo
El mundo, y México como parte de éste, marcha a distintas velocidades en el reconocimiento de los derechos de las personas trans, señala la académica Siobhan Guerrero, adscrita al Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la UNAM, y defensora del derecho a la identidad de género de los menores.
Aunque este tema se exponga cotidianamente en los medios, esto no significa que la mayoría de familias con niños trans esté dispuesta a acompañarlos en su proceso, advierte.
“La visibilidad no ha venido de la mano de la disminución de las violencias, la exclusión, la marginalización y el estigma”, señala.
Por ejemplo, dice, la Red de Familias Trans no suma el centenar de integrantes.
“En este País con más de 120 millones de personas no tenemos ni 100 familias que acompañen a sus hijos con cariño y con amor. La inmensa mayoría de la población ni siquiera concibe que puede tener un hijo trans en algún momento y, cuando ocurre, lo más común sigue siendo correr a la gente de su casa o mandar a las personas a una terapia de conversión o reparativa. De repente parece que hemos avanzado mucho por la visibilidad del tema, pero no es tan cotidiano como la gente dice”, expone Guerrero.
“Hay que preguntarnos no tanto si un niño o una niña van a crecer trans, gays, lesbianas o heterosexuales, sino preguntarnos cuál es un ambiente seguro para que puedan explorar sin coerción y sin presión su subjetividad. Ése es el mensaje. No se trata de que lleguen las familias o los médicos o los psiquiatras o los activistas o la iglesia a decirle a los menores de edad quiénes son. Cualquiera de las posibilidades me parecería irresponsable y peligrosa. La pregunta es: ¿cuál es un entorno seguro no solo para las infancias y adolescencias trans, sino para las infancias y adolescencias, para explorar su subjetividad sin miedo y sin coerciones?”.
Lo importante, enfatiza, es crecer en ambientes libres de miedo.
“Hay ideas de que si yo niego a mi hija o hijo su género es posible que cambien o que retrase las cosas, porque quizás a la edad temprana no están seguras o seguros o quizás es una moda. Hay muchos prejuicios. Sin embargo es importante cuestionarnos: ¿por qué a las personas que no son trans sí les creemos desde sus primeros años de vida cuál es su género?”, plantea Tania Morales, directora de la Asociación por las Infancias Transgénero y madre de un joven trans.
El tránsito de género de los hijos implica también una transformación para las madres y los padres, indica.
“Me parece que lo más importante que tenemos que enfrentar como familias es cuestionarnos todo aquello que pensamos que es permanente, todo aquello que pensamos que está dado, todo aquello que aprendimos. Creo que es el reto más importante como familia”.
Es un proceso que implica duelo, conocimiento y reaprendizaje, pero también la libertad de despojarse de prejuicios no solo en el tema trans, sino en la vida, reflexiona Morales.
- 13 Estados con reconocimiento de género a mayores de 18 años.
- 20 Actas de nacimiento emitidas vía administrativa para menores de 18 años.
- 15 Colegios registrados con buenas prácticas
Asociación por las Infancias Transgénero
Nace como resultado de enfrentar la transición de género de un adolescente y encontrar un gran vacío legal, de información y respeto por la identidad trans de les menores de edad en México.
En 2017 se crea formalmente la asociación, que tiene como objetivo asistir la transición de infantes y adolescentes, brindándoles a elles y a su familia el acompañamiento que necesitan en esta etapa tan importante, así como una serie de herramientas en el campo jurídico, educativo, de salud y social.
Buscan lograr el respeto a sus derechos humanos y contribuir a que tengan un desarrollo pleno y armonioso.
La asociación forma parte de la Red de Familias Trans y ya atiende familias en diversas partes de la República y del extranjero.
Todos sus servicios son gratuitos.
Página web: www.infanciastrans.org
Su labor
Acompañamiento escolar
Brinda apoyo en trámites antes escuelas para lograr el respeto y la inclusión de infantes y adolescentes que han decidido llevar a cabo la transición de su identidad de género.
Orientación legal
Orienta en litigios para el cambio de nombre del menor.
Acompañamiento en el Sector Salud
Ofrece redes de apoyo con otras instituciones, especialistas en medicina, psiquiatría y psicología.
Fortalecimiento del tejido social
Difundimos información relevante en apoyo a la comunidad transgénero para lograra una mayor inclusión mediante el conocimiento de derechos humanos y de las personas trans.