WASHINGTON.— Un medidor de inflación que es monitoreado de cerca por la Reserva Federal se disparó 6.4% en febrero en comparación con un año antes, evidencia de los problemas económicos de los estadounidenses ante el aumento de los precios de alimentos, gasolina y otras necesidades.
La cifra reportada el jueves por el Departamento de Comercio representa el incremento más alto registrado en un año desde enero de 1982. Sin tomar en cuenta los precios inestables de alimentos y energía, la llamada inflación subyacente aumentó 5.4% en febrero en comparación con 12 meses antes.
Una robusta demanda del consumidor en Estados Unidos se ha combinado con la escasez de muchos productos para impulsar las alzas de precios más marcadas en cuatro décadas. Es probable que las medidas de inflación empeoren en los próximos meses debido a que el reporte del jueves no refleja las consecuencias de la invasión rusa a Ucrania, que ocurrió el 24 de febrero. La guerra ha afectado los mercados petroleros mundiales y acelerado los precios del trigo, níquel y otros productos clave.
Restringidos por la inflación, los consumidores aumentaron su gasto tan solo en 0.2% en febrero, una baja en comparación con una la ganancia mucho mayor de 2.7% registrada en enero. Ajustado por la inflación, el gasto realmente cayó 0.4% el mes pasado. El declive reflejó parcialmente la decisión de evitar gastos fuertes en productos y enfocarse en el pago de servicios, como atención médica, viajes y entretenimiento, que los consumidores habían evitado por mucho tiempo durante el peor momento de la pandemia del coronavirus.
El gasto en tales servicios creció 0.6%, la mayor alza desde julio, y la compra de vehículos, muebles, ropa y otras mercancías cayó 2.1%.
