CIUDAD DEL VATICANO (AP) — El papa León XIV insistió el jueves en que la paz no solo es posible, sino necesaria, mientras criticaba la “irracionalidad” de la disuasión nuclear y el uso de la fe como un arma en el discurso político moderno.
León hizo estos comentarios en su primer mensaje de paz, una exhortación anual que el Vaticano prepara antes de cada día de Año Nuevo, cuando la Iglesia Católica celebra su jornada mundial por la paz.
En el breve texto, que se dio a conocer en una emotiva conferencia de prensa, León recordó sus primeras palabras como papa, pronunciadas el 8 de mayo en la logia de la Basílica de San Pedro: “La paz sea con ustedes”.
En el mensaje, el pontífice instó a los fieles a no rendirse ante la idea de que el miedo y la oscuridad son normales, sino a ver la paz como algo posible y realista.
“Cuando tratamos la paz como un ideal lejano, terminamos por no considerar escandaloso que se le niegue, e incluso que se haga la guerra para alcanzarla”, señaló.
Criticó cómo los intereses económicos y financieros privados impulsan a los países hacia avances militares tecnológicos, impulsados también por la inteligencia artificial, que alimentaban la “irracionalidad” de la disuasión militar.
Hizo un llamado a los creyentes de todas las religiones a cuidarse contra la tentación de convertir en armas las palabras y la religión para cometer actos violentos en su nombre.
“Lamentablemente, forma cada vez más parte del panorama contemporáneo arrastrar las palabras de la fe al combate político, bendecir el nacionalismo y justificar religiosamente la violencia y la lucha armada”, escribió.
Además de los ocho idiomas habituales de los textos del Vaticano, el mensaje también fue traducido al ruso y al ucraniano, dada la guerra emprendida por Moscú.
Para resaltar el horror de la guerra y la violencia política, en la conferencia de prensa del Vaticano se presentaron dos conmovedores testimonios de personas que presenciaron algunos de los horrores pasados de Europa: la guerra de Bosnia y el terrorismo local de izquierda que atormentó a Italia en las décadas de 1970 y 1980.
Maria Agnese Moro, cuyo padre, el ex primer ministro italiano Aldo Moro, fue secuestrado y asesinado en 1978 por las Brigadas Rojas, describió su experiencia con la justicia restaurativa: Hace quince años, se reunió con miembros de las Brigadas Rojas en un diálogo facilitado que permitió a ambas partes hablar de su dolor de una manera que los humanizó mutuamente.
“Cada palabra que digo les duele, pero reconoce su humanidad”, afirmó. “Cada palabra que dicen me duele, pero reconoce mi humanidad: Ustedes son capaces de escucharnos, de creer en nuestras intenciones de bien en ese momento, desfiguradas por la violencia utilizada”.
“La verdadera escucha es un reconocimiento mutuo de la humanidad”, dijo.
El reverendo Pero Miličević, un sacerdote católico croata, relató el día en 1993 cuando una unidad musulmana del ejército bosnio atacó su aldea, matando a 39 personas, incluidos su padre, su tía y varios primos. Su madre viuda y siete de sus nueve hijos fueron encarcelados en un campo de guerra durante siete meses.
Con voz temblorosa, Miličević dijo que él y su familia nunca podrían haber sobrevivido al dolor sin su fe católica. Una vez que se convirtió en sacerdote y comenzó a escuchar confesiones, dijo que entendió la necesidad de paz, incluida la paz interior que viene con el perdón.
“Precisamente esa educación en la fe en Dios nos ayudó a superar los horrores de lo que presenciamos”, manifestó.


