Nuevo Laredo, Tamaulipas – El control del Gobierno Municipal de Nuevo Laredo parece haber caído en manos del oscuro pacto entre el Clan Carmona, encabezado por la viuda de Sergio Carmona, Perla Sharaza McDonald Sánchez, el Cartel del Golfo y la alcaldesa con licencia, Carmen Lilia Canturosas. Este enredo de complicidades ha tejido una red que se extiende desde la política hasta el crimen organizado, manteniendo a la ciudad sumida en una espiral de corrupción y violencia.
La reelección de Carmen Lilia Canturosas, actual alcaldesa de Nuevo Laredo, parece estar financiada por este entramado siniestro, donde los favores políticos se intercambian por apoyo financiero ilegal proveniente del huachicol, según revelan fuentes cercanas a la investigación.
El control de la Tesorería Municipal parece ser el epicentro de esta compleja red. Funcionarios como Celia Lourdes Moreno, Abraham Pequeño Acuña, Oscar Torres, Enrique Zurita, Raquel Duran, y Gerardo Cantú, todos con vínculos al Clan Carmona y al Cartel del Golfo, ocupan puestos clave en esta institución, asegurando el flujo de fondos hacia los intereses de estos grupos.
Pero la corrupción no se limita solo a la Tesorería. Personajes como Gonzalo Hernández Carrizales, ex jefe de la Oficina de la Presidenta, Adrián Alexandro López Villanueva, José Armando Garza Faz, Martín Morga Martínez, Rolando Martín Guevara González, Roberto Herrera Juárez, y Marla Isabel Montantes González, han sido identificados como parte de esta oscura trama, ocupando roles importantes en la administración municipal.
El pacto entre Sergio Carmona y Carmen Lilia Canturosas durante las elecciones municipales anteriores ha dejado una huella indeleble en Nuevo Laredo. A cambio de terreno político, Canturosas se habría comprometido a favorecer los intereses del Clan Carmona y del Cartel del Golfo, permitiendo que sus tentáculos se extiendan aún más en la ciudad.
Ahora, con la viuda de Carmona reclamando su parte y expandiendo su influencia, Nuevo Laredo se encuentra en una encrucijada peligrosa. La sombra del narcotráfico y la corrupción política y administrativa se cierne sobre la ciudad, amenazando con sumirla en un futuro aún más incierto y oscuro.
Ante esta situación, la sociedad civil y las autoridades competentes deben tomar acciones contundentes para desmantelar esta red de corrupción y devolver la esperanza a los habitantes de Nuevo Laredo.
