CIUDAD DE MÉXICO.- El número de nuevos casos de un virus en China volvieron a bajar, con apenas 394, luego de que las autoridades cambiaron de nuevo el modo de contabilizar las nuevas infecciones diarias.
Ahora se descuentan los casos que resultan negativos tras las pruebas de laboratorio.
Otras 114 personas más fallecieron a causa de la nueva enfermedad, el COVID-19, mientras inspectores de salud fueron puerta a puerta para encontrar a todos los afectados en la ciudad en el epicentro del brote, Wuhan.
La China continental reportó un total del 2 mil 118 fallecimientos de 74 mil 576 casos.
Aunque el contagio general del virus se desaceleró, la situación sigue siendo grave en la provincia de Hubei y en su capital, Wuhan, donde se detectó el nuevo coronavirus por primera ocasión en diciembre pasado.
Más del 80 por ciento de los casos a nivel nacional y el 95 por ciento de los decesos se registran en Hubei, según datos de la Comisión Nacional de Salud de China.
La nueva cifra de casos nuevos del jueves contrasta notablemente con los mil 749 de la víspera.
Inspectores vestidos con trajes protectores recorrieron el miércoles Wuhan casa por casa para intentar localizar a todas las personas infectadas.
“Este es un asunto que requiere de toda seriedad”, dijo Wang Zhonglin, el recién nombrado secretario del Partido Comunista en la ciudad.
Ciudades de la provincia de Hubei con una población total de más de 60 millones de habitantes llevan aisladas desde las vacaciones del mes pasado con motivo del Año Nuevo Lunar, por lo general la época de más viajes en el año.
Las autoridades suspendieron prácticamente todos los transportes y movimientos salvo por los esfuerzos para mantener la cuarentena, la atención médica y la entrega de alimentos y las necesidades básicas.
En algunas zonas se implementaron medidas de “tiempos de guerra” que prohíben a los residentes que salgan de sus apartamentos.
Las medidas más estrictas se dieron tras la indignación pública por la manera en que las autoridades de Hubei manejaron las primeras etapas del brote en diciembre.
Se le restó importancia al riesgo de contagio de persona a persona, y los doctores que intentaron advertir al público fueron reprimidos por la policía.
Los residentes de Wuhan reportaron hacinamiento en hospitales e intentos en vano de obtener atención médica.