OAXACA, Oax.- Regla 005 del Contrato de San Andrés: “Se prohíbe lastimar, maltratar o hacerle daño físico o mental a cualquier humano, aun si está en juego la vida de una persona o ser espiritual”; no obstante, el contrato fue roto por Mantis y ello desencadenará una batalla con el luchador Ánimas.
La historia transcurre en Miahuatlán de Porfirio Díaz, en la novela gráfica creada por el joven Eduardo Espina Sánchez. Su éxito; sin embargo, lo ha llevado a replantear el proyecto y convertirlo en un cómic, para el cual ya prepara una secuela.
Ánimas comenzó hace seis años, cuando murió el padre de Espina Sánchez, quien era aficionado a la lucha libre y las películas de El Santo. Tras su pérdida, empezó a elaborar máscaras de personajes inventados.
“En mi pueblo hay muchas personas que se dedican al arte de madera en miniatura, trabajan escultura y pintura y me invitaron a una exposición de máscaras. Algunos hicieron de barro, otros de madera y yo llevé las mías de luchadores que había inventado y entre ellas iba la de Ánimas, que entonces todavía no tenía nombre”.
Dos semanas antes de la muestra murió un familiar. Recuerda que en el rosario los asistentes cantaron Ánimas en pena e imaginó al luchador rompiendo las cadenas del purgatorio para pelear contra el mal.
“Era un momento triste para mí, pero también fue un momento creativo. Su nombre lo puse en plural porque quería que ese luchador no fuera normal sino que tuviera poderes”.
Ánimas recibe sus poderes de las ánimas del purgatorio, quienes lo poseen y lo ayudan a combatir el mal. Sus enemigos también tienen una característica sobrenatural y pueden transformarse en otros seres.
En una ocasión, Eduardo Espina se arregló para una fiesta y vistió corbata, su hermana le pidió ponerse la máscara de Ánimas y le tomó una fotografía. Sólo por el momento se le ocurrió editarla con su celular y escribirle encima “Ánimas Cómic, próximamente” y la subió a su perfil de Facebook. La respuesta de sus amigos fue inmediata y se sintió obligado a escribir. “Dije, tengo que escribir ese cómic, y me puse esa meta.
“Me tardé más en el registro del nombre del personaje y en juntar el dinero para pagar la impresión y el nombre del personaje. En Miahuatlán creen mucho en las ánimas del purgatorio, les tienen respeto, por eso dije que si lo imprimía les hacía una misa [a las ánimas]”.
Eduardo Espina realizó la mayor parte del proceso, escribió la historia y dibujó las imágenes que acompañan la novela. “No soy un buen dibujante, le fallan en algunas partes, perspectivas, pero lo dibujé como a mí se me ocurría y quedó como yo quería. Me gustó mucho el trabajo cómo quedó”.
La historia está ambientada en localidades y zonas naturales de Miahuatlán de Porfirio Díaz, como San José del Pacífico y la Junta de los Ríos, entre otros. En su historia, también hay una arena de lucha libre.
