NUEVO LAREDO, TAM.- El sábado, sin importar la elevada temperatura, una amorosa madre empujando una silla de ruedas, vendía por las calles algunas joyas de fantasía.
Doña Silvia, quien cuenta con 75 años de edad, caminaba detrás de otra silla de ruedas, donde su hijo, quien cuenta con 57 años de edad se transportaba, puesto que tiene un padecimiento en las piernas que le impide trabajar.
“Todo esto que hago es por mi hijo, él requiere medicamentos y no puede trabajar, por lo tanto vendo estas joyas de fantasía, gracias a Dios este día nos ha socorrido, porque por la mañana salí con doce cajitas que contienen estas pulseras y collares y a esta hora del mediodía, ya solamente me quedan 10”, dijo muy gustosa la amorosa madrecita.
Agradecida con la comunidad que le apoya, dijo vivir en la colonia Hidalgo, en una casa prestada, misma que le pertenece a un primo, pero que se la presta para que ahí viva junto con su hijo, situación que le agrada mucho y se siente agradecida con su familiar.
Sin duda alguna que esta acción de doña Silvia, es una lección para muchas personas que abandonan a su suerte a sus padres, mismos que les dieron la vida, los cuidaron desde pequeños, los educaron y ahora prácticamente se han olvidado de ellos, que bueno que existan mujeres como doña Silvia y también como su hijo, que en la mirada denota todo el amor que siente por su madre.
