EL ALTO, Bolivia.- A sus 73 años Rosa Cañaviri hizo vibrar a todo el público al anotar con ambas manos su segundo gol en una cancha a más 4.000 metros de altura en la ciudad boliviana de El Alto.
Cañaviri, que tiene 12 hijos, 30 nietos y un bisnieto, es la goleadora de un campeonato de balonmano en el que participan más de 80 abuelitas, en su mayoría aymaras, que han encontrado en este deporte —poco popular en Bolivia— un refugio para mantenerse activas.
“Jugar balonmano nos hace sentir vivas y queridas por nuestras familias, que son nuestro apoyo”, dijo a The Associated Press Cañaviri, una de las cinco integrantes de Kantutitas, el equipo que es el actual bicampeón del torneo de adultas mayores en El Alto.
El secreto de Kantutitas —que proviene de “kantuta”, la flor símbolo de Bolivia— es la disciplina y el compromiso que tienen con el balonmano. Cada lunes las mujeres, de entre 70 y 80 años, entrenan durante tres horas. “Es un equipo bien estructurado”, explicó Luis Calle, responsable del programa de salud integral y vejez activa de la alcaldía de El Alto.

Herberta Pucho, de Las Kantutitas, atrapa el balón durante un partido de balonmano entre abuelas en El Alto, Bolivia, el martes 9 de diciembre de 2025. (Foto AP/Juan Karita)
El martes Kantutitas goleó 4-2 al equipo 1 de Mayo en un partido que tenía sabor a final en una cancha de césped sintético del mismo nombre del club perdedor, en un barrio cerca del centro de El Alto.
Las jugadoras de Kantutitas usaron polleras doradas, típicas de las mujeres indígenas de la región andina de Bolivia, que combinaron con camisetas rayadas en azul y amarillo. Pero para jugar, las cholitas —como se llama popularmente a las mujeres andinas— cambiaron sus clásicos zapatos planos por zapatillas deportivas.
Sus rivales del martes usaron un buzo deportivo con camisetas naranjas.
Cañaviri aprovechó la distracción que causaba el movimiento de su pollera para vacilar al equipo contrario y al marcar su segundo gol festejó con una amplia sonrisa. Otros dos fueron anulados por malos movimientos.

Abuelas indígenas aymaras se preparan para jugar balonmano en El Alto, Bolivia, el martes 9 de diciembre de 2025. (Foto AP/Juan Karita)
“De joven qué iba a pensar en jugar, mi función era mantener y atender a mi familia. Ahora ya son grandes y puedo jugar este deporte que me gusta”, agregó la mujer de 1,70 metros que habla poco español y prefiere su lengua materna, el aymara.
En el balonmano o handball —en el que no se puede tocar el balón con los pies con excepción del arquero— los goles se marcan con las manos y cada equipo está integrado por cinco jugadores.
En medio del público estaban familiares y otros adultos mayores que participan de un programa que promueve la salud integral y la vejez activa a través del deporte y la recreación que comenzó hace más de 10 años.
El premio del torneo en El Alto, del que participan mujeres mayores de 60 años, consiste en un trofeo, medallas e incentivos como fideos y camisetas.


