LONDRES.- West Ham venció 2-1 el lunes a Wolverhampton en la Liga Premier y aumentó la presión sobre el atribulado entrenador Gary O’Neil.
Ambos equipos llegaron al partido bajo presión y el juego fue ampliamente considerado como decisivo tanto para O’Neill como para su homólogo de West Ham, Julen Lopetegui.
Wolves comenzó la noche en penúltimo lugar, mientras que el equipo londinense estaba en el 14mo puesto, y la presión y los nervios fueron evidentes en una primera mitad tensa que careció de clase o compostura.
Mohammed Kudus y Konstantinos Mavropanos tuvieron oportunidades para West Ham, mientras que en el otro extremo João Gomes disparó por encima desde una buena posición.
Las cosas mejoraron después del descanso, y West Ham tomó la delantera a los 53 minutos a partir de un tiro de esquina. Wolves dejó a Tomas Soucek desmarcado en el segundo poste y su cabezazo se coló en el rincón más lejano.
Matt Doherty igualó para Wolves al 69. Sin embargo, solo tres minutos después, el capitán emblemático de West Ham, Jarrod Bowen, encontró tiempo y espacio en el área para marcar con su pie izquierdo.
West Ham no contó con Michail Antonio, su delantero siempre presente que se rompió una pierna en un accidente automovilístico el sábado, y Bowen levantó la camiseta número 9 de Antonio para celebrar su gol.
Los jugadores de West Ham saltaron al campo con camisetas de entrenamiento con el nombre y número de Antonio y los aficionados locales le brindaron un cálido aplauso en el minuto nueve.
El resultado dejó a los Hammers en el puesto 14, un punto detrás de Manchester United. Fue la tercera derrota consecutiva para Wolves, que permanece con nueve puntos, igualado con Ipswich Town, el antepenúltimo.
