LA PAZ, Bolivia.- Bolivia acudía el domingo a las urnas ante la expectativa del posible mayor cambio en las últimas dos décadas en el país andino, que podría ver el fin de la izquierda en la presidencia y dar un giro hacia la derecha en medio de la peor crisis económica de los últimos 40 años.
Pasado el mediodía el ministro de Gobierno, Roberto Ríos, informó que afuera del colegio adonde se esperaba que vote el candidato Andrónico Rodríguez, “aparentemente se ha hecho detonar un cachorro (cartucho) de dinamita”.
Agregó que en ese centro de votación en la región de Cochabamba “ahora hay una total calma, no ha habido ningún daño material, ni nada” y que la policía está en el lugar investigando el hecho.
Unas horas después, cuando Rodríguez emitió su voto, fue agredido por un grupo de personas que le arrojó piedras, lo que lo obligó a retirarse rápidamente en medio de empujones y gritos.
El político es presidente del Senado y pupilo del exmandatario Evo Morales (2006-2019) y se postula en representación de Alianza Popular, una agrupación izquierdista.
Unos 7,9 millones de bolivianos están registrados para votar en una elección en la que las preferencias de los votantes se inclinan, según todos los sondeos, hacia dos candidatos opositores, ambos de derecha: el empresario y multimillonario Samuel Doria Medina y el expresidente Jorge Quiroga (2001-2002).
Los dos han prometido solucionar la crisis caracterizada por la escasez de combustibles y los precios disparados de los alimentos.
Tras emitir su voto en La Paz, Doria Medina dijo que “a través del voto podremos salir de esta crisis de manera pacífica y democrática” y agregó que “el 90% de los bolivianos apuesta por esa salida”.
Quiroga, por su parte, salió a trotar temprano por la ciudad oriental de Santa Cruz y llamó a votar de forma pacífica “para cambiar la historia del país”.
La jornada se inauguró con una ceremonia en la que el presidente del Tribunal Supremo Electoral, Óscar Hassenteufel, llamó a los actores políticos a “respetar los resultados y aceptarlos con hidalguía” porque “la democracia se honra cuando se gana y se respeta la decisión soberana del pueblo”.
Bolivia ha sido gobernada en las últimas dos décadas por el Movimiento al Socialismo (MAS), pero el partido ha sufrido una fractura y su actual candidato, Eduardo del Castillo, se ubica en los últimos lugares de las preferencias. Ni Morales, ni el actual presidente Luis Arce contienden en estos comicios.
Al votar en La Paz, Arce dijo a periodistas que hará una transición ordenada. “Haremos un tránsito democrático como está previsto. Vamos a entregar una salida democrática en este Bicentenario del país”, indicó. A a su vez llamó a la población a votar y sostuvo que ”debemos mostrar unidad y apostar por la democracia y demostrar que somos un país que resuelve sus diferencias pacíficamente”.
Según las encuestas, ningún candidato obtendría los votos suficientes para ganar en primera vuelta, por lo que el país iría a un balotaje el 19 de octubre.
Para ganar en primera vuelta se necesitan la mitad más uno de votos válidos o 40% de los votos válidos y una diferencia de al menos 10 puntos porcentuales sobre el segundo más votado. El mandato es de cinco años con la opción de ser reelecto una sola vez de forma continua.
Si en primera o segunda vuelta se confirman los sondeos, Bolivia —una nación con las mayores reservas de litio del planeta— seguiría una tendencia reciente en Latinoamérica, donde los líderes de derecha han ganado popularidad: en los últimos años el libertario argentino Javier Milei y el empresario ecuatoriano Daniel Noboa han arrebatado el poder a la izquierda en sus países.
Parte de la atención del país está puesta en el Chapare, en el centro de Bolivia, desde donde Morales ha llamado a anular el voto y sus seguidores amenazaron con impedir la votación. El exmandatario permanece en esa región, protegido por los sindicatos cocaleros, para evadir una orden de arresto en su contra por negarse a declarar en una causa judicial por el presunto abuso de una menor cuando era presidente.
Quien fuera el primer mandatario indígena acudió a las urnas pero no quedó claro si votó nulo, porque se retiró del centro de votación sin hacer declaraciones.
Más temprano el ministro Ríos denunció que “partidarios del expresidente Evo Morales” están amenazando con bloquear rutas al finalizar la jornada electoral en el Chapare y que la policía y los militares han reforzado la vigilancia en la zona para evitar posibles conflictos.
En declaraciones a The Associated Press Morales dijo el sábado qué aún no sabe qué hará si gana la derecha, cuyos candidatos anunciaron que lo detendrán para llevarlo a la cárcel.
La circulación de vehículos está prohibida y hay 34.000 mesas que recibirán los votos. Poco más de 25.000 policías están movilizados para resguardar el proceso electoral.
En el exterior 369.000 bolivianos están llamados a votar principalmente en Argentina, Chile, España, Brasil y Estados Unidos.
La Unión Europea ha desplegado 82 observadores, 32 de los cuales permanecerán en el país por un largo plazo. En tanto, la Organización de los Estados Americanos (OEA) ha destacado a 87 observadores bajo la dirección del exministro del Interior colombiano, Juan Fernando Cristo.