Un piano antiguo adquiere una inmensa importancia para una familia de Pittsburgh en 1936 en la obra de teatro “The Piano Lesson” de August Wilson. Su adaptación cinematográfica también es un asunto familiar, en el que Malcolm Washington continúa los pasos de su padre, Denzel Washington, para llevar a la pantalla la totalidad de The Pittsburgh Cycle — una serie de 10 obras de Wilson.
Malcolm Washington no empezó desde cero en su destacado debut como director de largometrajes. Reclutó a gran parte del elenco de la reciente reposición en Broadway con Samuel L. Jackson (Doaker Charles), su hermano, John David Washington (Boy Willie), Ray Fisher (Lymon) y Michael Potts (Whining Boy). Berniece, quien era interpretada por Danielle Brooks en la obra, ahora es bellamente representada por Danielle Deadwyler. Con un material tan rico y un elenco que lo interpreta de forma natural, sería difícil errar. La propia historia de Jackson con la obra se remonta a su estreno original en 1987 cuando él fue Boy Willie.
No es sencillo hacer que una obra de teatro se sienta cinematográfica, pero Malcolm Washington estuvo a la altura del desafío. Su película amplía el mundo de la familia Charles más allá de la sala de estar. De hecho, esta adaptación, que Washington coescribió con el guionista de “Mudbound” (“Mudbound: El color de la guerra”), Virgil Williams, va más allá del texto de Wilson y nos muestra el pasado y los orígenes del piano intrincadamente grabado que está en el centro de todo el alboroto. Incluso comienza con una gran pieza de acción en 1911, en la cual el piano es robado de la casa de una familia blanca. Otro desarrolla el monólogo de Doaker en el que explica a los no iniciados, Lymon de Fisher, y al público, la turbulenta historia del instrumento. Aunque habría sido agradable mantener la cámara en Jackson, una presencia tan grande y estabilizadora a lo largo del filme, la buena noticia es que realmente hace que la narración brille también.
Los puristas de Wilson ciertamente tendrán opiniones sobre estas libertades artísticas; pero permiten que la película respire un poco. Después, la mayor parte de la película permanece allí, en 1936. Boy Willie y Lymon llegan temprano una mañana, sin invitación, a la casa de Pittsburgh de Berniece y su tío Doaker. Es una reunión familiar con un propósito: Han conducido un camión lleno de sandías desde Mississippi hacia el norte, y Willie, el hermano menor de Berniece, quiere vender las sandías y luego el piano. El viejo instrumento polvoriento representa para él una oportunidad para dejar el pasado atrás y comenzar un futuro. Con el dinero, quiere comprar la tierra que trabajaron sus antepasados esclavizados. Berniece tiene otras ideas sobre el piano, ella quiere conservarlo. Es una conexión con el pasado, no un ancla. Además, podría estar embrujado.
“The Piano Lesson”, en cines el viernes y en streaming en Netflix el 22 de noviembre, no es sólo una meditación sobre la historia familiar. También es una historia de fantasmas literal, con crujidos, espantos y sombras al acecho cuando se perturba el piano. Deadwyler es eléctrica como Berniece, quien soporta la mayor parte de la obsesión y la tensión en su vida, tratando de cuidar a su hija y rechazando los avances de hombres que asumen que está incompleta sin una relación. Ahora debe lidiar con su hermano, algo maníaco, que a pesar de todo podría tener un punto. Quizás la academia compense su desaire por “Till” poniendo su atención en esta interpretación.
Independientemente de su familiaridad con el Ciclo de Pittsburgh de Wilson, “The Piano Lesson” es una película digna de ver, cautivadora y conmovedora, llena de actores carismáticos. El talento no siempre es genético, pero la familia Washington está trabajando para demostrar lo contrario. Tras “Fences” (“Barreras”), “Ma Rainey’s Black Bottom” (“La madre del blues”) y “The Piano Lesson”, están creando una marca con un proyecto audaz y ambicioso que quizá se había demorado demasiado. Sólo les faltan siete historias más.
“The Piano Lesson”, un estreno de Netflix debuta en cines el viernes y en streaming el 22 de noviembre, tiene una clasificación PG-13 (que advierte a los padres que podría ser inapropiada para menores de 13 años) de la Asociación Cinematográfica de Estados Unidos (MPAA, según sus siglas en inglés) por diálogos, contenido violento, referencias sugestivas y escenas con personas fumando. Duración: 125 minutos. Tres estrellas de cuatro.