El presidente Joe Biden evaluará la devastación en los dos estados mientras las aguas retroceden y revelan la muerte y destrucción que causó el paso de Helene.
Más de 1,2 millones de clientes seguían sin electricidad el miércoles en las Carolinas y en Georgia, donde Helene penetró tierra adentro tras alcanzar inicialmente la costa del Golfo de Florida. Algunos residentes cocinaban en parrillas de carbón o caminaban a tierras altas con la esperanza de encontrar señal para informar a sus seres queridos que seguían vivas.
“Debemos iniciar este proceso de recuperación”, dijo Biden el martes, calculando que costará miles de millones de dólares. “La gente está mortalmente asustada. Esto urge”.
Mientras Biden se encuentra en las Carolinas, la vicepresidenta Kamala Harris visitará la vecina Georgia.
Perros detectores de cadáveres y equipos de búsqueda se abrían paso entre desechos y escombros que les llegaban hasta las rodillas en las montañas del oeste de Carolina del Norte, buscando más víctimas. Por lo menos 57 personas murieron tan sólo en el condado Buncombe, donde se encuentra la ciudad de Asheville, un sitio turístico conocido por sus galerías de arte, cervecerías y actividades al aire libre.
En la pequeña Swannanoa, en las afueras de Asheville, el retroceso de la inundación dejó ver autos apilados unos sobre otros y casas rodantes que flotaron a la deriva. Las carreteras estaban salpicadas de socavones y cubiertas de lodo y escombros.
Cliff Stewart sobrevivió a una inundación de 60 centímetros (2 pies) que anegó su casa, cubriendo las ruedas de su silla y poniendo a flotar sus botellas de medicina. Sin electricidad y dependiendo de la comida que le llevan sus amistades, ha rechazado las ofertas de ayuda para mudarse.
“¿A dónde iré?”, preguntó el veterano de la Infantería de Marina. “Eso es todo lo que tengo. Simplemente no quiero rendirme porque, ¿qué voy a hacer? ¿Quedarme sin hogar? Prefiero morir que convertirme en un sin techo”.
Al otro lado de la frontera, en el este de Tennessee, una caravana en la que iba el gobernador Bill Lee, que evaluaba los daños en las afueras de la ciudad de Erwin, pasaba junto a un equipo que sacaba dos cuerpos de los escombros, en un sombrío recordatorio de que las operaciones de rescate y recuperación aún están en curso y que es probable que el número de muertos aumente.
En Augusta, Georgia, Sherry Brown transformó la energía del alternador de su automóvil para mantener en marcha su refrigerador. Se ha dado “baños superficiales” con agua recogida en hieleras. En otra parte de la ciudad, las personas hicieron fila por más de tres horas para obtener agua de uno de los cinco centros establecidos para dar servicio a más de 200.000 personas.