BUENOS AIRES (AP) — En medio de la prolongada confrontación con el presidente Javier Milei, dos sindicatos que agrupan a pilotos y tripulantes de cabina de Aerolíneas Argentinas iniciaron el viernes un paro de 24 horas en reclamo de incrementos salariales que causó la cancelación de más de 300 vuelos.
El gobierno anticipó que declarará a la aeronáutica civil y comercial como un servicio esencial para impedir futuras cancelaciones de vuelos.
La huelga que comenzó al mediodía está encabezada por la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA), sindicatos que achacan a la aerolínea estatal una postura intransigente en las negociaciones salariales para compensar la pérdida de poder adquisitivo por la inflación.
Aerolíneas Argentinas informó que el paro —anunciado hace dos días por los sindicalistas— provocó 319 cancelaciones y afectará a más de 37.000 pasajeros, generando un costo de más de 2,5 millones de dólares por “la pérdida de ventas y por las multas, compensaciones, hotelería, traslados, comidas y otros gastos”.
En tanto, otro gremio que nuclea al personal de servicios de rampa tiene previsto realizar una asamblea de trabajo que afectaría la asistencia en pista a las distintas aerolíneas.
El argentino Horacio Gelsi, quien pretendía viajar a Brasil con un equipo de deportistas para navegar y hacer windsurf, dijo a The Associated Press que teme que su vuelo de la empresa Gol sea afectado por esa medida.
“Por ahora nuestro vuelo no aparece como cancelado, pero no sé que va a pasar… es todo un problema; allá vamos a lugares con vehículos que nos están esperando. Es un problema de logística y dinero porque todo esta pagado de antes”, afirmó Gelsi.
Las protestas de sindicalistas aeronáuticos se suceden desde hace semanas ante una tasa inflacionaria acumulada de 94,8% en los primeros ocho meses del año y de 236,7% interanual.
Hace una semana, un paro de varias horas convocado por los mismos sindicatos afectó a 15.000 pasajeros. En tanto, asambleas de empleados aeronáuticos en distintas fechas afectaron decenas de vuelos.
Los gremios, que sostienen que los sueldos desfasados de la inflación en un 75%, pidieron 25% de aumento y seguir negociando. La empresa ofreció 11% en el marco de las políticas de reducción del gasto público implementadas por Milei, un ultraliberal que llegó al poder en diciembre. Esas medidas han supuesto el despido de miles de empleados en el área estatal; en el caso de Aerolíneas, más de 1.500 personas han dejado de trabajar entre retiros voluntarios y prejubilaciones.
El portavoz presidencial Manuel Adorni rechazó el paro y anunció que “hoy el presidente va a estar firmando la reglamentación… que establece los lineamientos para declarar a la aeronáutica civil y comercial como servicio esencial”, lo que implica el cumplimiento de una cantidad mínima de operaciones durante las protestas.
El funcionario dijo que los trabajadores que participen en los paros serán multados, lo que incluye descuentos en sus salarios.
Adorni arremetió además contra los privilegios que atribuyó a los tripulantes de Aerolíneas en un “país empobrecido”. “Ganan entre diez y 20 millones de pesos (entre 10.100 y 20.300 dólares) por mes, el día de su cumpleaños no trabajan, tienen un remis (auto con chofer) para movilizarse, vuelan una cantidad de horas por debajo del promedio de la región, reciben un bono en dólares como suplemento”, enumeró el vocero.
En este contexto de creciente confrontación, la empresa despidió a tres pilotos por haberse negado a volar un avión alquilado para devolverlo a su compañía original.
APLA afirmó que fue una medida ilegal, que los trabajadores están expuestos a “máximos niveles de estrés laboral” y que el actual conflicto terminará cuando los salarios sean recompuestos” y los tres despedidos sean reincorporados.
Dirigentes de ese sindicato denunciaron que sufren un ataque del gobierno, que busca “enfrentarlos” con la sociedad en el marco de su plan para privatizar la aerolínea nacional.
Los sindicalistas tienen previstas más protestas durante este mes.