A nivel nacional, el Tribunal Federal Electoral recibió 151 recursos de impugnación de los resultados de las elecciones de diputado federal y senador. No hay uno solo en la elección de presidente de la república.
A nivel estatal, el Tribunal Estatal Electoral recibió 25 recursos de impugnación que se tendrán que resolver antes del 20 de agosto, para que los inconformes puedan acudir a la sala regional del Tribunal Federal Electoral, última instancia que les queda.
Mientras tanto, justo en un día viernes como ayer, pero de 1925, nació en la Ciudad de México el periodista y escritor Luis Spota, hombre al que la crítica literaria despreció en su momento, pero hoy, tres décadas después, se le está revalorando.
Autodidacta, a los 14 años hizo su primera entrevista; antes de cumplir los 20 años, ya era el reportero estrella de Excelsior e impuso el record de ser el autor de la nota de ocho columnas, de la portada, durante 43 días. También impuso el record de publicar 11 notas en la portada.
Fue quien descubrió la identidad del escritor Bruno Traven, quien en un principio negó ser él, pero años después corroboró lo escrito por Spota.
Como escritor escribió 30 libros y 60 guiones de cine. Hace algunos meses la editorial Siglo XXI decidió reeditar los seis libros de la serie “La costumbre del poder”, cuyos postulados siguen vigentes.
Era un visionario. Escribió la novela “La estrella vacía”, que luego fue llevada al cine con la interpretación de la diva María Félix y en esa época, como hoy, pareciera que el personaje retratado era la propia Félix.
Los que han leído muy poco a Spota, le reprochan su novela La Plaza y su visión oficial del movimiento estudiantil de 1968, pero olvidan que en las democracias es válido disentir. Pero además es literatura, no es revisionismo histórico.
En fin, Spota es un escritor que vale la pena leer y releer. O ver las películas basadas en guiones de obras propias o ajenas.
En otro tema, suena poco creíble la oferta de campaña del presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador para mudar al interior del país a secretarías y direcciones.
Y es que mover todas estas secretarías y dependencias, implicaría sacar de la Ciudad de México a miles de burócratas, más de un millón, por lo menos, además de construir edificios para generar la infraestructura adecuada. Todo eso implica miles de millones de pesos y no somos un país rico.
Pero además, hay ciudades que tienen vocación burocrática y así funcionan bien, y lo mismo hablamos de México, que de Estados Unidos.
Hay buenas intenciones, hace falta dinero, para no beneficiar a unos a costa de perjudicar a otros.