Tal como apunté en este mismo espacio editorial de la semana pasada, las cúpulas empresariales de México ya estaban trabajando en reconstruir una agenda binacional ante el triunfo de Donald Trump, en el transcurso de los días el gobierno federal ya también se puso hacer lo propio e incluso algunos legisladores, algo que todavía no sucede en la sociedad civil organizada o en algunos gobiernos locales.
En el sector energético tanto mexicano, como estadounidense, también existe una preocupación generada por la incertidumbre de las políticas que pudiera emprender la nueva administración de la Casa Blanca, sobretodo en energías renovables y las relaciones comerciales con México. En este momento se convierte más estratégico que nunca el papel que jugarán asesores como, por ejemplo, de las gigantes firmas White & Case y Vianovo, donde participan el texano Antonio Garza, quien fuera de 2002 a 2009 Embajador de Estados Unidos en México avecindado todavía en la capital mexicana, así como el tamaulipeco James Taylor estratega radicado en Austin, Texas.
En el último mes he sostenido reuniones de trabajo en diversas ciudades de Tamaulipas y Nuevo León, con actores públicos que deberían estar trabajando sobre el cómo capitalizar este crucial momento del sector energético binacional, particularmente con políticas públicas para la atracción de esas inversiones con vinculación directa en beneficio de la proveeduría local y de la comunidad misma.
Sin duda, este es el preciso momento para que el empresario regional tome una decisión estratégica en los negocios energéticos para diseñar un modelo que esté libre de los embates de las administraciones públicas. Quizás siguiendo el modelo de Coahuila con el Clúster de Energía encabezado por Rogelio Montemayor Seguy, mismo que al ser externo del gobierno ha podido superar los cambios gubernamentales. Justo en ese punto, el economista Víctor Quijano Bonfil al leer mi columna en el periódico El Financiero titulada “¿Secretaría o clúster de energía?”, me escribió a través de mi sitio www.daviddorantes.mx para detallar que el modelo coahuilense no fue el primero, sino fue en Tabasco “…hace diez años a través de la Fundación Tabasco, A.C. que dependía de la Secretaría de Desarrollo Económico del Estado de Tabasco (SEDET), se llamó Clúster del petróleo y gas, del mismo surgió una AC denominada Club de Negocios de la Industria del Petróleo y Gas (CNIPG) al cual pertenecían algunos empresarios tabasqueños ligados al sector, instituciones educativas, empresas internacionales extractoras de petróleo…(SIC)”. Lamentablemente ya no existe gracias a un cambio de gobierno estatal pues Andrés Granier Melo eliminó este organismo.
¿Qué hacer? Trabajar en dos rutas paralelas; por un lado en la conformación de un modelo organizacional que garantice capitalizar al sector energético binacional; por otro lado es urgente iniciar el cabildeo con las empresas energéticas texanas que participan en la cuenca que está empezando a cerrarse Eagle Ford Shale y que les pudiera llamar la atención del hallazgo que se acaba de anunciar sobre la región geológica de Midland Wolfcamp, que tiene el yacimiento petrolero más grande de Estados Unidos. ¿Usted qué opina?
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