El candidato del PAN al Senado de la República Ismael García Cabeza de Vaca tuvo una intensa jornada proselitista en Nuevo Laredo, acompañado de Enrique Rivas y Salvador Rosas, candidatos a la presidencia municipal y a la diputación federal, respectivamente.
Cabeza de Vaca se reunió con maestros en el Centro Cívico la tarde-noche del jueves; y el viernes regresó a ese lugar, invitado por la Universidad del Norte de Tamaulipas, en donde la anfitriona fue Martha Chavira Martínez.
También asistió a la Cámara Nacional del Transporte donde se reunió con empresarios del ramo.
Cabeza de Vaca reiteró entre sus propuestas reducir la tasa del IVA en la frontera al 8 por ciento, así como conseguir que el precio de la gasolina esté homologado con el que se ofrece del lado texano y como estaba antes del gasolinazo que nos recetó José Antonio Meade.
Un voto por los candidatos de Por México al frente, es un voto por la inversión, el empleo, la educación y el bienestar de los tamaulipecos, sostuvo Ismael.
Otra propuesta que destacó es la del ingreso básico universal que permitirá que todas las familias reciban un ingreso directo.
En otro tema, el próximo lunes estará en Nuevo Laredo el candidato a senador por Morena, Américo Villarreal que entre otras actividades tiene programado un encuentro con los socios de la Coparmex, organismo que en este proceso electoral está actuando con mucha imparcialidad y apertura hacia todos los partidos y candidatos.
Si algún candidato no se reúne con los socios de la Coparmex, será por decisión propia, no porque el organismo no lo invite.
Y que bueno que Coparmex sea plural y tolerante con todos, así debieran ser todos los organismos colegiados, aún aquellos en los que predomina la simpatía hacia determinado partido.
La política no tiene por qué dividirnos y sin embargo nos divide. Así ha sido siempre y así lo seguirá durante mucho tiempo más.
Lo paradójico es que los de abajo riñen, discuten, se amenazan, pelean y se ganan enemistades para toda la vida y en cambio los de arriba, con el paso de los días, o las horas, se reúnen a tomar café o una copa de licor y un apretón de manos y un abrazo es la señal de que las ofensas previamente vertidas han quedado olvidadas.
