“Sí está complicado, ya nada es fácil. La verdad antes ser candidato del PRI era una garantía. Hoy en día están los tiempos más difíciles, más competidos”.
La anterior es una declaración de Efraín de León León, secretario general de la CNOP en Tamaulipas y aspirante a la alcaldía de Río Bravo, municipio gobernado por el PRI.
Y sí, los tiempos están difíciles para el PRI, aún en las ciudades que gobierna, como Río Bravo, Matamoros, Victoria y Tampico.
Y es que van juntas las elecciones local y federal y los trenes de Morena y el PAN, dirigidos por Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya, los van a arrollar, salvo que en los próximos meses surja una estrategia fregona por parte del PRI-gobierno que bloquee a los dos trenes citados. Pero se necesita una acción desesperada, tipo la de 1994 y aún hay el riesgo de que la ciudadanía no se trague una maniobra como esa. Y es que la mayoría de los mexicanos están hasta la m…, como diría el poeta Javier Sicilia, por los desaciertos gubernamentales de los últimos tres sexenios.
Pero volviendo con Efraín de León, sorprende su franqueza. Todos sabemos que el PRI llega al proceso electoral de Tamaulipas con las preferencias ciudadanas en tercer lugar. Solo el PRI lo desconoce, al menos en público.
Y el problema para el PRI es que aunque las elecciones locales y las federales suelen ser diferentes, ahora van ser una misma, y los candidatos presidenciales van a jalar votos para los candidatos a senadores, a diputados federales y a alcaldes. Es inevitable que sea así, porque la ciudadanía suele votar en paquete. El voto cruzado sigue siendo mínimo. Y con ese panorama, con ese gris candidato que es José Antonio Meade, el PRI tiene todo en contra.
Se acabó el corporativismo, el voto sectorial. Ahora un líder podrá presumir que tiene 100 afiliados y los va a llevar a votar, pero no sabe por quién lo harán.