Conversando con locatarios de Los Cavazos en Santiago, Nuevo León, me decían “alguien tiene escondido el virus (SARS-CoV-2) para sacarlo después de las elecciones, eso lo dice la gente con estudios ¡imagínese uno que no estudió!”. Ciertamente, en las calles parece que la sociedad ha retomado la normalidad, así como el intercambio comercial, pero en realidad México pasó por una coyuntura crítica de doce meses que marcaron negativamente la dinámica productiva del país, por lo que es crucial que repensemos nuestro futuro (Apuntes 2 de 2 entregas).
Si bien, en este 2021 ya se recuperaron 7.2 s de 12 millones de empleos que se perdieron durante 2020, resulta irreversible el daño a la economía, tanto a lo nacional, como en los hogares afectados por 46.7 por ciento de las empresas que realizaron paros técnicos o cierres temporales de 21 o más días. En realidad no es un tema simple, menos cuando el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) indica que el Producto Interno Bruto (PIB) cayó 8.5 por ciento durante 2020, con lo que marca su peor desempeño desde 1932, durante la Gran Depresión.
Como lo expresé en la entrega pasada de mis Apuntes, me da temor que el futuro próximo –la siguiente década- estará regida por el libre albedrío de los tomadores de decisión –stakeholders- de nuestra localidad, región o país; mi temor se incrementa cuando en el debate nacional solo están las elecciones de 2021, de por sí ya eran las más complejas de la historia democrática de México, en la que destaca la improvisación de las fórmulas que serán votadas y que eventualmente pudieran llegar a gobernar en el peor momento de nuestras vidas como nación.
Tan solo hay que observar que el impacto negativo de la pandemia en México arrojará 12.2 millones de pobres adicionales a nivel nacional, de los cuales se estima que 400 mil provengan de Oaxaca; aunque Nuevo León la libra del cuadro de las 14 entidades federativas con mayor concentración del impacto negativo, no es menor que ahora tendrá adicionales 273 mil personas pobres a causa de la contracción económica.
En mi libreta de Apuntes ahora anoto más interrogantes que respuestas ¿Cuáles son las tres grandes preguntas que la sociedad debe plantearse tras el COVID-19 para la siguiente década? Considero en mi ABC las siguientes:
A. Salud
¿Cómo se podrá medir el impacto psicológico que provocaron las cuarentenas y las más de 204 mil muertes por COVID-19?
B. Educación
¿Qué pasará con 5.2 millones de alumnos de todos niveles que no continuaron estudios en 2021?
C. Empleo
¿Cuándo se reinstalarán 3.8 millones de empleos que se perdieron tan solo en abril de 2020 vs 2021?
Como en los tiempos posteriores de la Gran Depresión ¿Será el México post-COVID-19 un terreno apto para la ilegalidad, así como de la ingobernabilidad, aderezado por una profunda brecha de desigualdades sociales y económicas? Sin dudarlo creo que será el momento del surgimiento de una nueva generación de los Baby Boomers centenials; pero sea como sea, repensemos nuestro futuro ahora, no cuando sea demasiado tarde. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com
