En las últimas semanas mucho se está hablando sobre los efectos que pudieran tener las decisiones del presidente electo Donald Trump, ciertamente no es para menos, pero poco se está poniendo énfasis en las ventajas que se pudieran capitalizar de la nueva administración de Estados Unidos. Como bien dicen, “el no” ya lo tenemos e incluso ya se ha esbozado “el cómo” de ese “no” para México, y esto ya merece diseñar un punto de partida.
En este tiempo he conversado en la región de Tamaulipas, Nuevo León y Texas con empresarios de la comunicación, del entretenimiento, del transporte federado, del sector energético binacional y hasta jóvenes milleniums creadores de startup mexicanas en proceso de convertirse en empresas conocidas como unicornios, todos invariablemente muestran un alto grado de preocupación dada la dependencia que se tiene con Estados Unidos; por consiguiente, están operando con una fuerte incertidumbre comercial lo que –en mi parecer- los está llevando a una parálisis temporal que los motiva a la no toma de decisiones.
Hace años un prominente empresario del transporte de Nuevo Laredo, con quién compartí unos momentos este miércoles en su residencia, me dijo “Las crisis son para invertir”, una sentencia nunca más pertinente que ahora. Las grandes corporaciones mundiales así lo están viendo en esta crucial etapa, de hecho pese a los pronósticos del mercado petrolero internacional sobre la Ronda 1.4 que arranca esta semana y del mismo José Antonio González Anaya, director general de Petróleos Mexicanos (PEMEX), quien asegura que “no es el mejor escenario”, aún así le siguen apostando de Inglaterra, Shell; de Texas, Chevron; y de Japón, Inpex Corporation. Por cierto, empresas que van tras los campos Trión frente a las costas de Matamoros, Tamaulipas. ¿Qué están viendo estos consorcios internacionales, que pese a Trump quieren venir a México, que los mexicanos no estamos observando?
Es un hecho que a partir de la toma de protesta de Trump como presidente de Estados Unidos se instaura una nueva era en la dinámica comercial internacional, que seguramente dejará atrás la globalización del libre comercio. Es ahí en este punto, que el empresariado mexicano debe poner su atención, es el regreso hacia el mercado interno como en la época del surgimiento de los baby boomers.
Es decir, gracias a Trump ahora la decisión de compra (como ya se demostró en el pasado Black Friday) el mexicano ahora optará por consumir en México. Lo que ya tiene que hacer el gobierno mexicano de forma urgente son tres acciones estratégicas: Garantizar la paz social en todo el territorio; crear incentivos para el mercado interno; y vincular todas las acciones de gobierno con el sector productivo del país.
Dice José Luis Purata Delgado, presidente de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (CANACINTRA), que no arribaron 40 por ciento de los proyectos impulsados por la reforma energética, yo creo que es mayor el porcentaje gracias a que no existió vinculación para que sí sucedieran las cosas; por ello urge vincular todo. ¿Usted qué opina?
