Desde los expertos en Programación Neuro Lingüística (PNL), hasta los nuevos coach ontológicos insisten en que “querer es poder” por una infinidad de valoraciones, sin embargo, la pandemia del virus SARS-CoV-2 que provoca el COVID-19 con todas sus variantes, hasta eso ya ha trastocado, por lo que querer ya no es poder. Cuando me invitó a Veracruz Roberto Díaz De León, presidente nacional de ONEXPO, ahí escuché a Odín Dupeyron con esa premisa “Aunque quieras ser cantante de ópera, pero no puedes porque no tienes la voz, ni la técnica, punto, no puedes; pero no te ancles ahí, querer no siempre es poder”.
Coincidía con Odín Dupeyron en esa primicia sobre las aspiraciones que están fuera de nuestro alcance por la naturaleza propia de cada ser humano; sin embargo, por todo este cambio tan disruptivo en la vida diaria provocado por la pandemia resulta más ad hoc que nunca ¿Cuántos quieren despedir en el lecho de muerte a su ser querido pero no pueden ingresar al hospital donde lo tienen en total cuarentena? ¿Cuánto uno quiere abrazar al prójimo pero que ahora no se puede, incluso, ni se debe? ¿Cuánto nos debemos de aislar en casa, pero que no se puede sin cruzar por el gran dilema, o te contagias o te quiebras económicamente? Sin duda, querer ya no es poder.
Haciendo el material para mi conferencia “¿Qué sigue para 2021?”, incluí un análisis proyectivo sobre el arribo de la tercera oleada de contagios del COVID-19 en México en la que desafortunadamente pronosticamos un repunte nacional para la segunda quincena de septiembre con clímax en la primera quincena de octubre. De ahí que Manuel de la O, secretario de salud en Nuevo León, se alteró tanto que empezó a regañar a los ciudadanos –con justa razón- pues como dijo “nos está llegando al cuello la situación”, una realidad que se replica en todo el país, solo habría que citar como ejemplo a Antiguo Morelos, Tamaulipas, que solo había registrado un solo caso en el pasado, ahora están sin controles en los contagios.
Esta tercera ola llega en muy mal momento para México, ahora los gobiernos aunque quieran, tampoco podrán obligar a confinamientos extremos. Peor aún, esta oleada ya se está empatando con la oleada invisible, pues los efectos psicológicos y sociales de las cuarentenas ya están presentes en nuestras comunidades.
SALUD MENTAL
Está en incremento el pensamiento colectivo de “no pasa nada” o “no me pasará nada” o “que sea lo que Dios quiera” con ataques repentinos de ansiedad, pánico, fobias o desmotivación tremenda. En lo doméstico, se están registrando aumentos de estrés, violencia doméstica, y alteraciones neuróticas.
SALUD LABORAL O BURNOUT
Previo a la pandemia ya se había identificado el síndrome burnout, ahora con el COVID-19 teniendo en trabajadores presenciales o virtuales un disparo drástico síntomas de agotamiento físico, mental y/o emocional; además del distanciamiento mental del puesto de trabajo, responsabilidades, hasta de los compañeros; sumando una disminución de la productividad laboral y de la concentración; así como el incremento de altos niveles de estrés.
APUNTES
Como consultor en comunicación o líder de unidades de trabajo, jamás había afrontado las variaciones en la personalidad como una constante diaria en los entornos laborales en los que fluyo, ante eso solo puedo apuntar que querer ya no es poder. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com