Cierto es que la transición en la Presidencia de la República en México es una de las más lentas –por lo menos- entre 20 países más industrializados en el mundo, tiempo que bien pudiera servir para armar un sólido proyecto de nación o dejar al garete el diseño del rumbo del país para los siguientes seis años. Recién cumplido un mes del triunfo de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), próximo presidente electo oficial, le ha servido para enviar muy buenos mensajes de confianza a ciertos segmentos de la sociedad, pero también para provocar dudas en el sector energético internacional.
En diciembre del año pasado me invitó un grupo poderoso transnacional para darles una conferencia sobre el panorama político-social del país dado el proceso electoral que viviría México en este año. Ahí, en la vicepresidencia me dejaron en claro que bajo todos los probables escenarios podían continuar con sus proyectos empresariales, incluso en el más adverso. Sin embargo, tras los últimos pronunciamientos de López Obrador y con la mayoría avasalladora que tiene en las Cámaras –un hecho por nadie pronosticado- ya provocan dudas que se traducen incertidumbres.
Más allá del ruido mediático y político que han resultado los nombramientos de Octavio Romero Oropeza quien ocupará la Dirección General de Petróleos Mexicanos (PEMEX), o Manuel Bartlett haciendo mancuerna con Carlos Morales quienes encabezarán la Comisión Federal de Electricidad (CFE); que dista mucho de lo más importante donde se deben focalizar las críticas, para empezar una Rocío Nahle como titular de la Secretaría de Energía férrea opositora de la reforma energética o lo más trascendente como lo esbozado por BBVA Bancomer en su documento ‘Consideraciones sobre las cuatro propuestas energéticas de AMLO’.
En esta semana un empresario de Texas me hizo llegar un documento llamado ‘Business Tabasco’ en el que el gobierno del perredista Arturo Núñez Jiménez, detalla la construcción de la refinería. Más allá que contiene a detalle de esta magna obra petrolera y que deja a la duda sobre desde cuando habría un acuerdo con el proyecto de nación promovido por el entonces candidato –también tabasqueño- López Obrador; plantea la titánica infraestructura que resulta casi imposible empatar con las recientes declaraciones de que se haría en tres años, con una inversión de seis mil millones de dólares. Me refiere quien fuera el vocero de Andrés Manuel que en ese estado, el ánimo se apoderó entre la industria estatal, así como del comercio local.
Confundir el manejo del sector energético con fines políticos, regresará a México a los tiempos de dudas que prevalecieron en el proteccionismo de un José López Portillo quien prometió ‘defender el peso como un perro’ y fue todo lo contrario. Con lo que se avanzó en materia energética en estos cuatro años fue provocar que los inversionistas en energía pusieran al país en la confianza internacional; en un mes se está generando ruido con los anuncios que apuntan a fórmulas que tuvieron en un letargo tanto la competitividad, como el libre mercado para los mexicanos. ¿Usted qué opina? www.daviddorantes.mx
