Como si el ambiente de derrota que vive el PRI no fuese suficiente, ahora se añade la extradición del ex gobernador Tomás Yarrington a tierras texanas, para responder por 11 cargos delictivos que van desde tráfico de drogas, lavado de dinero e ilícitos financieros.
La extradición de Yarrington afecta al PRI tamaulipeco y más con la próxima llegada del candidato presidencial José Antonio Meade.
Meade visitará Reynosa, la ciudad en la que Tomás Yarrington le dijo a Francisco Labastida, candidato presidencial del PRI, que se fuera a hacer campaña a otra parte, porque en Tamaulipas ya estaba ganado.
No solo perdió Labastida en Tamaulipas, de paso Yarrington le echó la sal al PRI quien ya lleva tres elecciones presidenciales perdiendo en este Estado y va por la cuarta derrota consecutiva. Así lo muestran las encuestas electorales.
Y pensar que desde el 2003 Tomás empezó a trabajar en la construcción de su candidatura a la presidencia de la república, lo que finalmente no consiguió.
Nada más falta que de aquí a lo que resta de la campaña también se concrete la extradición de Eugenio Hernández Flores para contribuir al desastre perfecto del PRI tamaulipeco.
La cereza en el pastel sería que el gobierno estatal se decida a enjuiciar a Egidio Torre Cantú y que lo haga en las próximas semanas. Sería la muerte del PRI.
Y todo esto le afecta al PRI, porque nunca ejerció la auto crítica para hacer notar los excesos de ex gobernadores.
Hoy algunos personajes priistas salen a decir que lo de Yarrington o lo de Eugenio no afecta al PRI, porque son los personajes y no el partido, los que se equivocaron. Sí, pero ellos fueron cómplices. Por acción o por omisión.
Y claro que les afecta. Nadie olvida por qué partido llegó al poder Tomás Yarrington. Y Eugenio. Y Egidio.
La mejor evidencia de que al PRI le afecta la mala imagen de los ex gobernadores es que sus candidatos han optado por cambiar el rojo tradicional del PRI por el morado. Y además, ponen el logo del partido en letras chiquitas. No quieren que los ciudadanos se enteren que son candidatos del PRI.
La pregunta es, si reniegan del PRI, ¿por qué se postularon por el PRI? Mejor se hubieran ido a otro partido o se hubiesen registrado en calidad de independientes.
Pobrecito del PRI. Tiene que cargar con los errores de los cuatro ex gobernadores y encima tiene que permitir que sus candidatos renieguen de sus siglas.