Nuevo golpe mediático acaba de asestar el presidente Andrés Manuel López Obrador como magistralmente sabe hacerlo, en un solo anuncio ya puso en vilo a los valores que participan en el mercado, a los inversionistas internacionales, incluso hasta cimbró a la clase política generando dudas sobre la fortaleza del grupo opositor dejando entrever que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) aprobaría la contrarreforma energética. Vamos poniendo luz al tema, empezando por puntualizar que lo correcto es decir reforma eléctrica y no reforma energética.
¡Qué ironía! En 2013 el movimiento lopezobradorista se oponía a la reforma energética de Enrique Peña Nieto, entre las narrativas que usaron fue precisamente que era una reforma petrolera y no energética; ahora esos mismos hacen llamar a la iniciativa del presidente Andrés Manuel como la contrarreforma o reforma energética, cuando en esencia es mera reforma eléctrica.
Si bien, la tan postergada reforma energética erogada por Enrique Peña Nieto no era perfecta, ni tampoco era finita pues faltaron desde algunos artículos transitorios hasta el despliegue integral con las entidades federativas, fue un hecho que se destacó a nivel mundial por su gran calado constitucional sin precedentes. No solo fue un punto de partida, era la exigencia de los mercados internacionales para reconducir al país dentro de las naciones más avanzadas, así como era el estadio ideal al que México debería llegar para regular democráticamente lo que algunos –los menos- empresarios mexicanos ya venían desarrollando desde 1993, tanto en energía fotovoltaica, generación eólica, así como la explotación de gas shale.
México estaba acariciando la posibilidad de que el usuario doméstico pudiera seleccionar a su distribuidor de energía eléctrica, tal como sucede en Estados Unidos o en otras partes del mundo; sin embargo, eso no pudo ser realidad en cuanto entró en vigor la reforma energética porque la Comisión Federal de Electricidad (CFE) –qué es el ente que tiene el monopolio de la red de distribución- no tenía la capacidad técnica para abrir a tal nivel la competencia. De autorizarse la reforma eléctrica del presidente López Obrador, esto será imposible, pues se anula toda posibilidad de competir como se hace en el libre mercado.
BAJARÁ EL RECIBO DE LUZ
Falso. Si no existe libre competencia en el mercado, no será posible que baje el recibo de energía eléctrica para consumo doméstico; además de que pondrá en vilo los costos para el sector comercial e industrial pues ya no se darán más concesiones para parques eólicos o fotovoltaicos de dónde se suministran –todavía- a precios más competitivos.
PAGARÁ EL PUEBLO
Real. Con esta iniciativa de reforma eléctrica en caso que se pretenda bajar costos, se tendrá que aumentar el subsidio federal para tener una aparente disminución en el recibo por pagar, sin embargo, este subsidio provendrá de los impuestos del contribuyente.
VACÍO EN FOTOCELDAS
Preocupante. En la iniciativa del presidente López Obrador existe un vacío preocupante sobre la legislación de las fotoceldas instaladas en hogares y comercios, algo que, de no aclararse en caso de pasar la reforma eléctrica, pondrá en vilo a los usuarios de este tipo de energía.
APUNTES
Tras conversaciones con empresarios del sector energético, así como de líderes gremiales de la actual CFE, me quedan más interrogantes que respuestas. ¿En qué momento perdió el buen rumbo que empezaba a tener la compañía de luz? ¿Cómo pretenden convertirla en el más grande monopolio estatal que nunca ha sido, sí ni siquiera sirven sus cajeros de pago, sin mencionar el servicio web o su aplicación para teléfonos? ¿Sabrán lo que significa ser una Empresa Productiva del Estado -remarco PRODUCTIVA- como para regresarla a que sea una paraestatal más? Sobre la reforma energética hay mucho por mejorar, pero también falta tiempo para madurarla, creo que sobre eso se debería trabajar y no para hacer un borrón retomando formas pasadas que ya demostraron que se desgastaron. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com