Este lunes fue un día triste, con la infausta noticia del deceso de Arturo de León, propietario del Café Arturo y a quien conocimos hace muchísimos años. Durante años fuimos asiduos asistentes a su Café, a donde también iban personajes como Pedro Pérez Ibarra, Carlos Cantú Rosas, Arturo Cortés Villada, Heberto Villarreal y Pedro Chapa Aguirre.
Arturo siempre fue platicador y le gustaba sentarse con los clientes para intercambiar anécdotas. Siempre tenía a la mano remedios para todo mal, que compartía con generosidad.
Fue fan y amigo de la cantante Lola Beltrán, así como de la Prieta Linda, con quienes tenía decenas de fotografías.
Disfrutaba cocinar y tenía un toque especial en los platillos que preparaba. Él me invitó los frijoles charros más ricos que he comido en la vida. Pero igual sorprendía con una salsa molcajeteada, empanadas de camote, calabaza con piloncillo. Lo vamos a extrañar.
Nuestro pésame a su familia, esperando que encuentren pronta resignación.
Por otra parte, Nuevo Laredo está en semáforo rojo, como resultado del incremento en los casos de Covid, en lo cual mucho tiene que ver las personas que no se han vacunado, porque no quieren.
De 19 casos de internamiento en el Hospital General, 15 no se han vacunado. Algunos de ellos son fanáticos religiosos convencidos de que sin estar vacunados van a morir solo si Dios lo quiere. El problema es que si enferman pueden infectar a otros, incluyendo padres e hijos. Hay muchísimos casos de hijos que contagiaron al padre o a la madre y murieron los progenitores.
Afortunadamente hay más de 250 mil neolaredenses que sí atendieron el llamado a vacunarse y ellos hacen la diferencia en el dominio de la pandemia que tanto daño y dolor ha dejado a las familias, con 778 muertos, y graves y serios problemas económicos.
Imposible saber cuándo se terminará esta pesadilla, pero ahí la llevamos, mientras tanto hay que seguir cuidándonos y cuidar a los demás.