Cuando me pidieron a través de mis redes sociales (@DavidDorantes) que les diera recomendaciones sobre técnicas para conectar mejor con la gente -o mejor conocido como engagement-, algunos usuarios especificaron sobre cosas muy puntuales pero ninguno sobre dos –que en mi opinión- son sumamente cruciales para hacer un match muy ponente: poner la sonrisa oportuna y mirar directo a los ojos de tu interlocutor.
La mirada es una poderosa herramienta para conectar con las audiencias o alertar al interlocutor y es así de potente porque está en nuestro ADN como ser humano, incluso como ser animal. Así como los ojos, los dientes, son elementos que proyectan más que las palabras por tratarse de un condición instintiva, por ejemplo, sabes que el perro pudiera llegar a atacarte en cuanto muestra su dentadura aderezado por un sonido que avisa del peligro; de la misma manera está en la forma de mirar es cómo se envían mensajes al cerebro sí la persona o animal está triste, alegre, enojado, hasta sí esconde algo.
Con ese contexto ya todo se aclara, pero seguramente te estarás preguntando ¿Por qué sí es un instinto natural de los humanos y de algunos animales, se deben usar técnicas para mirar? Muy simple, aquél viejo dicho que dice “los ojos son las ventanas del alma” es muy certero hasta cierto punto, pues lo que eres en esencia lo vas a proyectar en tu mirar, por ejemplo, sí tienes una inseguridad personal al relacionarte con personas extrañas, tenderás a evadir mirarlos a sus ojos para no establecer trato ni por casualidad; caso contrario, sí tienes una alta necesidad de llamar la atención no solo mirarás a los ojos de tu interlocutor, sino que estarás buscando con tu mirada a otras personas para atraerlos a tu conversación.
Por lo mismo es importante que establezcas las técnicas adecuadas para mirar, empezando que debes conocer la –morfología- forma de tu cuerpo -porque no es lo mismo una mirada de una persona encorvada a una totalmente erguida-, para después aprender a proyectar los sentimientos adecuados a la comunicación no verbal que quieras colocar en tu audiencia o interlocutor -porque no es lo mismo negociar un contrato a reprimir a un subordinado-.
CONOCE BIEN TUS MIRADAS
Mírate al espejo para que conozcas la forma de tus ojos, en la manera que proyectas tus miradas, identifica la cantidad de veces que parpadeas, sí la gente te dice que “tienes una mirada pesada” analiza en qué momento te lo dijo y que sentimiento tenías en ese justo momento.
APRENDE ATRAER LA MIRADA
No seas invasivo tratando de atraer la atención de los demás con tu propia mirada, utiliza otras técnicas indirectas, por ejemplo, empleando comandos verbales como “¿Ya VISTE lo que traigo?” o atrayendo la mirada primero a un objeto para después moverlo ligeramente hacia tu rostro.
APUNTES
Mi madre era enfermera de profesión por lo que no sabía nada de imagen pública, pero sí sabía en cómo sacarme la verdad cuando yo quería ocultar una travesura “mírame a los ojos, dime sí tu hiciste esto ¿Qué te dije? Mírame directo a los ojos y contéstame”, sino la miraba a los ojos pudiera venir después la chancla veloz a rosarme donde la puntería le diera a mi mamá. Así de arraigada está la importancia en la forma de mirar, por ello es mejor aprender a mirar directo a los ojos. ¿Y tú, qué opinas? www.daviddorantes.com
