En la inauguración de la XVI Cumbre del Mecanismo de Diálogo y Concertación de Tuxtla, los 10 estados que participan en el “Proyecto Mesoamérica” confirmaron su participación y contribución en el desarrollo de proyectos que redunden beneficios concretos para sus sociedades en materia de transporte, energía, comercio, salud, medio ambiente y seguridad alimentaria.
La actual relación entre EE.UU. y México, la desaceleración económica global, la caída en el precio de materias primas y la volatilidad en los mercados, abre una oportunidad a México: fortalecer sus relaciones regionales. En mesoamericana se comparten desafíos y metas en común. Por lo tanto, es importante fomentar la integración y participación coordinada en proyectos comunes.
El Proyecto Mesoamérica es un foro de diálogo político que genera valor agregado a la interacción, especialización, gestión de recursos y bienes públicos regionales. Los países que contribuyen en diálogo son: Belice, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá y República Dominicana.
A partir de la publicación oficial del Proyecto, el 28 de junio de 2008, en Villahermosa, Tabasco, se ha realizado una reestructuración institucional de los procesos del Plan Puebla Panamá (PPP) y de políticas de alto impacto social.
En su primera etapa el Proyecto, la ejecución del PPP, contribuyó sustancialmente a la integración física y al desarrollo regional mediante la construcción de plataformas de infraestructura eléctrica, telecomunicaciones y transporte. En su segunda etapa se ejecutaron proyectos que generaron un alto impacto en áreas como salud, medio ambiente, desastres naturales y vivienda. En ambas etapas, lo países cooperantes contribuyeron con sus experiencias y recursos. Insumos canalizados en la atención de las prioridades comunes entre los países.
Entre 2008 y 2015, los gobiernos y sus socios estratégicos han invertido en 107 operaciones financieras, con valor de $3,077 mdd, enfocadas en dos ejes: económico y social. El componente económico busca mejorar la infraestructura y los servicios de transporte, potenciar la producción de energía de fuentes renovables, mejorar la conectividad y el acceso a internet, así como facilitar la competitividad y las relaciones comerciales. El componente social busca reducir brechas de desigualdad en materia de salud, impulsar acciones integrales para responder a los desafíos del cambio climático, atender la vulnerabilidad de la región ante fenómenos naturales, desarrollar vivienda social y fortalecer las acciones en seguridad alimentaria.
El aislamiento y proteccionismo no es la vía para fomentar el desarrollo de los países y sus sociedades. El Proyecto Mesoamérica es un claro ejemplo de la efectos positivos de la cooperación e integración regional. Los gobiernos democráticos y liberales deben seguir fomentando la colaboración entre países para sortear los desafíos actuales.