En Coahuila e Hidalgo vimos a un PRI que sabe operar y por eso no ha perdido la gubernatura en 91 años. Vimos también a un Morena que insiste en no organizarse, en no trabajar, en no hacer campaña, confiado en que la imagen del Presidente es suficiente para ganar. Lo mismo vimos en Tamaulipas en el 2019 cuando el senador Alejandro Rojas vaticinó que ganarían por paliza. Y le atinó, pero al revés, porque el PAN ganó 21 de los 22 distritos.
En su afán de justificar lo injustificable, los morenistas sostienen que en Coahuila e Hidalgo no ganó el PRI, que los morenistas se derrotaron a sí mismos, como resultado de la falta de liderazgo nacional. Mienten, el PRI ganó porque está mejor organizado en esos dos Estados. Estando al frente de Morena , Mario Delgado o Porfirio Muñoz Ledo, la derrota hubiese sido igual de humillante. Ambos deben estar contentos de que la elección del dirigente se haya aplazado, pues no tienen que cargar con la derrota.
En las redes sociales los morenistas se quiebran la cabeza buscando respuestas a la debacle en Coahuila e Hidalgo. No quieren admitir que a Morena le hace falta organizarse, construir una estructura territorial de carne y hueso, que no esté respaldada en las listas de beneficiarios de los programas sociales, porque esos a los servidores de la nación les dicen que van a votar por Morena por miedo a que les quiten los apoyos, no por convicción.En medio de todo esto, este martes el Presidente Andrés Manuel anunció su visita a Nuevo Laredo, para inaugurar obras que la Sedatu construyó en esta ciudad.
Desde el sexenio de Vicente Fox, ningún Presidente en funciones visita Nuevo Laredo. Cuando Fox vino, en diciembre de 2000, fue recibido como un rock star y terminó odiado por la población.