El principal requisito para formar un partido político en México es contar con 3 mil afiliados en por lo menos 20 entidades del país o 300 afiliados en 200 distritos electorales.
Es decir, se necesitan 60 mil afiliados, lo que es mucho menos que las 866 mil 593 firmas de apoyo que el INE les pidió se a quienes aspiraron a ser candidatos presidenciales por la vía independiente.
Claro, no es lo mismo convocar en Nuevo Laredo a 300 personas en un lugar para formar un partido que pararse en una plaza y pedir a los ciudadanos que dediquen unos minutos facilitando su credencial de elector para apoyar a un aspirante independiente.
Lo que sí llama la atención es que de los 39 aspirantes independientes a la presidencia de la república, los dos más serios, Margarita Zavala y Jaime Rodríguez, previamente militaron una en el PAN y otro en el PRI y cuando sus partidos no les permitieron ser candidatos, optaron por buscarla por la vía independiente.
Los requisitos para ser candidato independiente deben ser más flexibles porque por el momento pareciera que lo que busca la ley es que sean pocos los que participen.
Además, sería interesante que en los próximos años surjan candidatos independientes que no tengan antecedentes como militantes en algún partido. Eso haría más auténtica su participación y haría pensar que realmente buscan mejorar a la sociedad, no mejorar su futuro patrimonial.
Cuando Jaime Rodríguez ganó la gubernatura de Nuevo León, en el 2015, hubo quienes creyeron que haría un excelente papel, que contribuiría al surgimiento de independientes a lo largo y ancho del país.
Sin embargo, pocos meses bastaron para quedar demostrado que Rodríguez no es apto para gobernar, lo cual pegó a los independientes.
Entre los 39 aspirantes presidenciales por la vía independiente estuvo María de Jesús Patricio, Marichuy, una indígena, representante del Ejército Zapatista que al final no pudo reunir las firmas suficientes para aparecer en la boleta.
Hubo quienes llegaron a pensar que la intención de Marichuy era no reunir las firmas y luego exhibir los obstáculos a los que se enfrentó en el proceso para el cumplimiento de los requisitos.
Es decir, exhibir las fallas de nuestra frágil democracia.
Este es un tema que debe preocupar al INE, a los partidos, al gobierno y a la sociedad. ¿Qué se tiene que hacer para flexibilizar los requisitos de participación y que sea la sociedad, con su voto, la que decida el trato a los independientes? Tarea para los legisladores.