Tenía yo ocho años de edad cuando mi madre me llevó a cortar el pelo a una peluquería que se ubicaba por la calle Bolívar, en la colonia Viveros. Eran los tiempos en que a los chamacos nos cortaban el pelo casi tipo militar, pues así lo exigían en las escuelas. No recuerdo el nombre del peluquero pero tenía fama de ser muy bueno con las tijeras y casi siempre tenía lleno su local, por lo que comúnmente había que esperar, en ocasiones hasta una hora. Y mientras eso ocurría la gente se distraía leyendo revistas de historietas, que eran muy comunes en aquella época.
No faltaban las revistas de El Pájaro Loco, La Pequeña Lulú, Archie, Tom y Jerry, y muchas otras más, sin faltar el Kalimán, que al parecer era lectura obligada en ese entonces. Y es que en ese tiempo, a fines de la década de los 70´s el Kalimán estaba en su apogeo, vendía en todo México casi un millón de ejemplares. Recuerdo bien que en esa peluquería me hice asiduo a las revistas de Kalimán, a tal grado que ya hasta me daba gusto cuando cada mes me iban a cortar el pelo, pues aprovechaba para ponerme al corriente con las revistas que no había visto, pues ahí se quedaban, al ser de continuación.
En ese entonces estaba la edición más famosa de las historietas del hombre del turbante que era “La Venganza de Karma”. Tiempo después una vecina nos cortaba el pelo a los chamacos del barrio y dejé de ir a la peluquería y por ende de ver el Kalimán y en cambio me hice asiduo a escucharla todos los días a las 3.30 pm por La Rancherita del 1560 de AM, en las series radiofónicas que se proyectaban.
Dos años después volví a retomar la lectura del héroe de la vestimenta blanca cuando se editaba la serie “La Séptima Muerte”. Recuerdo que la compraba en la tienda de “Cuco” que se ubicaba en Manuel M. Ponce y Venezuela, y donde aparecía cada lunes a las 12 del mediodía. Así que todos los lunes, al salir de casa a la una de la tarde, para irme a la escuela “Antonio Moreno González” del turno vespertino, utilizaba los 10 pesos que me daba mi madre para el recreo, en comprar la revista y me iba leyéndola en el camino y al llegar a la escuela ya la había terminado y la prestaba a compañeros para que a su vez la leyeran.
Y siempre lo mismo, quedándome emocionado con el famoso “continuará” y con un Kalimán siempre en apuros por culpa de su inseparable amigo Solín, descendiente de faraones. Terminé de ver esa serie y ya no continúe con la siguiente, pues ya estaba en la secundaria y luego supe que se suspendió la revista por bajas ventas. No fue sino hasta fines de los 90´s que se llevó a cabo la segunda edición de la historieta en el clásico sepia, después de algunos intentos fallidos de sacarla a colores. Y desde entonces la coleccioné.
Duró poco más de cinco años hasta que nuevamente se suspendió, por bajas ventas. De esa edición tengo desde el número 1 hasta el 355, que fue el último que se editó. Es de hecho una de mis más preciadas colecciones. Tengo también cuatro libros con historias completas, entre ellas una muy especial que narra la historia de cómo nació Kalimán, que también atesoro mucho.
No me queda duda que muchos otros habrán disfrutado de las series de este emblemático personaje creado por Modesto Vázquez González y al cual después se sumaron Víctor Fox y Clem Uribe, haciéndola en su momento la revista más vendida de México, y trascendiendo fronteras pues llegó hasta Sudamérica y en países como Colombia fue también todo un éxito. Kalimán nos legó muchas frases, tales como: “Serenidad y paciencia”, “No hay fuerza más poderosa que la mente humana”, “Quien domina la mente lo domina todo”, “La inteligencia es mejor que la fuerza bruta”, “La mejor defensa es el ataque”, “El que siembra vientos cosecha tempestades”, “Un largo camino se inicia con el primer paso”, entre muchas otras.
Justamente este mes Kalimán ha regresado en una nueva historieta donde dará a conocer sus orígenes bajo el título “El Origen de Kalimán, el Legado de Kali”, y con ello se dará a conocer a las nuevas generaciones. Ojalá la disfruten, pues hay mucho que aprender del séptimo hombre de la dinastía de la Diosa Kali.
