Cuántas veces hemos escuchado la vieja y sabia conseja de que el pez por su propia boca muere, y no deja de tener razón práctica y cotidiana, para el caso que nos ocupa y más preocupa, habremos de señalar que la conseja viene al dedo del tristemente célebre Donald Trump, a quien ya no se sabe si llamarlo, presidente, o despresidente, de la nación más poderosa del mundo, pues ambos calificativos, en los últimos tiempos han ido en creciente deterioro y hasta en vergüenza nacional.
Apenas hace unos días, las investigaciones del fiscal especial sobre la intromisión Rusa en las recientes elecciones de Estados Unidos, dieron un golpe muy fuerte a este personaje y a los miembros de su campaña. Aunque se quiera minimizar el asunto, la verdad es que el fiscal no había podido armar el caso hasta ahora, con la aceptación de culpabilidad del señor Papadopulos asesor del entonces candidato, y miembro de su comité de campaña, por una parte, y por otra, la encarcelación domiciliaria de otros dos distinguidos integrantes del referido comité.
Tan ruda ha sido la lucha de este señor Trump en contra del status quo y el establishment de la política en Washington, que los agraviados, no le van a perdonar el atentado que se está haciendo en contra de sus intereses políticos y económicos. El desprecio por la política y los políticos, ambos componentes principales del mismísimo Sistema Político Norteamericano, le van a cobrar muy caro su osadía al señor Trump.
Por inexperiencia y soberbia personal, este señor, ha creído equivocadamente que le bastaba con ganar una elección presidencial para borrar y desmantelar a base twitter y descabellas declaraciones públicas, a todas las clases políticas e intereses de todo tipo que confluyen en torno de ellas.
Su primer año de ejercicio ha sido un verdadero desastre, ha puesto la imagen y el supuesto poder de la Unión Americana, por los suelos, al grado que todo mundo se ríe de él, nadie lo toma en serio, lo mismo dice una cosa que otra contraria, a la nación Norteamericana nadie la respeta, la institución de la presidencia está destruida y puesta en el chiste y la burla permanente.
Por último, en actos insólitos de arrebato, ha despedido a una buena parte de su gabinete en la Casa Blanca y los ha sustituido en los puestos principales por militares, a quienes se les ha criticado por sobrellevarlo para sacarle buenas tajadas del presupuesto y continuar con las políticas de contrataciones millonarias en armas sofisticadas y tecnología electrónica que ayuden a modernizar el negocio de la guerra.
Si bien es cierto, que Estados Unidos es un imperio disfrazado de república democrática liberal, y que por tanto, el poder militar es sustancial para los planes y aspiraciones de la filosofía del Destino Manifiesto, principio básico de la fundación, desarrollo y espíritu colonialista de ese país. Tan bien lo es, que ese inmenso poderío militan en poco ha contribuido al empoderamiento mundial norteamericano de la posguerra. Pues, desde entonces, no ha podido conseguir triunfos militares evidentes y contundentes. Pese a que al término de la Segunda Guerra Mundial, surgen tanto Estados Unidos como Rusia y la Unión Soviética, como las naciones más poderosas del mundo, habría que decirlo que como consecuencia de los beneficios de la segmentación territorial de Europa y Japón
Para ejemplos con un botos basta; en Corea, primera guerra regional después de la segunda mundial, tuvieron que dividir la península y darle una parte a la naciente Unión Soviético y quedarse con otra parte (Corea del Norte-URSS y Corea del Sur-USA. Presidente Debed Eisenhower). Después viene Vietnam lugar de donde salieron huyendo y derrotados con graves problemas políticos internos y un alto grado de desquiciamiento económico y social (presidentes desde Kennedy a Nixon). Más tarde Irak y Afganistán, regiones en las que hasta la fecha permanecen sin solución aparente.
Donde han tenido éxito es en las invasiones de Granada y Panamá en el Cribe atlántico, por razones de estrategia en el resguardo del Canal de Panamá y por razones de superioridad manifiesta. Eso es lo que en términos objetivos han logrado los militares, han sido más los éxitos de la diplomacia de Estado en Irán, con el acuerdo para impedir la construcción de armas nucleares. Este bien podría ser el saldo global del imperio americano durante la segunda mitad del siglo XX.
Ahora y en adelante inicia el declive del gobierno de Trump, el establishment de Washington busca en primer término apoyarse en las torpezas del bocón presidente, para impedir su reelección en 2020, y de paso si las circunstancias se van dando buscar el empichen para que el año próximo, o el 2019, deje la presidencia en manos de un político que vuelva a darle orden a la administración, estabilidad a la nación americana, tranquilidad a la comunidad internacional, y certeza a los mercados.
NOS VEMOS Y LEEMOS EL PRÓXIMO MARTES.
