Cada vez esuchamos más la palabra “sustentable”. En la misión y visión de una empresa; en la mercadotecnia de algún producto; en el supermercado a la hora de elegir la despensa; al momento de planear unas vacaciones y elegir en dónde hospedarse; e incluso en el nombre de platillos en restaurantes. Y no, la sustentabilidad no es ser “verde” o “ecológico” (lo cual también es muy bueno). Es común confundir productos o servicios que dicen ser “sustentables” cuando en realidad lo que hacen es sólo contribuir en el cuidado del medio ambiente. La sustentabilidad va más allá de sólo considerar los impactos medio ambientales de cualqueir negocio. La sustentabilidad atiende tres dimensiones: la social, la económica y la ambiental.
Lo explicaré de forma más clara. Si un negocio o una decisión no contempla las tres dimensiones de la sustentabilidad, lo siento, no puede considerarse como “sustentable”. Para ser sustentables debemos, por supuesto, medir los resultados económicos del negocio, pero también debemos considerar el impacto ambiental y social del mismo. Midiendo y manteniendo la mirada en éstas tres dimenciones, permitirá hablar de un negocio o producto “sustentable”. Un negocio éxitoso no es sólo aquel que genere buenas ganancias económicas a sus dueños, si no aquel que además genere impacto social positivo en su comunidad y no impacte negativamente los recursos del planeta tierra.
Imaginen un mundo en donde todo lo que hacemos sea sustentable. Imaginen que el sector privado incopore la sustentabilidad en toda decisión de negocio; que los empresarios agreguen a su visión empresarial una visión social y ambiental. El sector privado juega un rol fundamental en el desarrollo sustentable de nuestro planeta, considerando que al menos 69 de las 100 economías más grandes del mundo son empresas privadas y no países. Imaginen gobiernos que incorporen la sustentabilidad en toda política pública, desde el desarrollo de infraestructura, hasta la generación de energía. Dejeríamos atrás las soluciones a corto plazo para pasar a unas que logren abatir los problemas más apremiantes de nuestro mundo.
Como lo indica el Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus, en uno de sus libros: la sustentabilidad es comer los frutos sin lastimar al árbol y además hacer que el árbol sea más productivo y así todos se beneficien de sus frutos. Los invito a pensar de manera sustentable. Todo lo que hacemos puede contar con una visión de la sustentabilidad; una visión que considere las necesidades del mundo futuro y no sólo busque satisfacer las inmediatas. Pensemos desde en cuál supermercado comprar nuestra despensa; en cuáles tiendas compramos nuestra vestimenta; en dónde decidimos tener una comida con nuestros amigos; qué productos vamos a consumir; entre muchas otras acciones y decisiones de nuestra vida diaria que pueden tener un impacto positivo ambiental y social.
No importa a qué te dediques; cuáles sean tus gustos; o en dónde vivas; adoptar una visión sustentable en nuestra vida diaria es posible y sobre todo necesario. Para garantizar el futuro de las nuevas generaciones, necesitamos incorporar la sustentabilidad en todo lo que hacemos. Lo comenté la semana pasada en este espacio: el mundo nos está demostrando que la forma en la que vivimos es insostenible. Por lo tanto, debemos actuar de inmediato, pequeñas acciones generan grandes cambios y la buena noticia es que absolutamente todos tenemos la oportunidad de contribuir a un mundo sostenible.
