El gobierno federal y Morena, fracasaron en su intento de recortar las prerrogativas que reciben los partidos políticos y que serán del orden de los 5,329 millones de pesos en el 2020.
Antes de que el tema fuera puesto a votación en la Cámara de Diputados, el coordinador de la fracción de Morena, Mario Delgado había dicho que en la discusión se vería quiénes “son gansos y quienes se hacen patos”.
Al final el PT y Verde resultaron patos.
Morena tuvo como aliado a los legisladores del PES, pero qué chiste: no tienen registro, no reciben prerrogativas y por eso es muy fácil votar a favor de una disminución, así sea del cien por ciento, como lo propuso el Movimiento Ciudadano, en una estrategia mediática porque si fuera cierto renunciaría a sus prerrogativas.
El PT y el Verde, aliados de Morena, se negaron acompañarlo.
Al final Morena y el PES obtuvieron 274 votos contra 207 del PAN, PRI, PRD, MC, PT, Verde.
Antes de la votación, Morena había anunciado que renunciaba al 75 por ciento del financiamiento del 2020, equivalente a 1,240 millones de pesos y entregó un convenio al Instituto Nacional Electoral para que a partir del 2020 le descuente el dinero en las partidas que entrega cada mes.
Esta declinación de Morena sigue en pie, pero ojo… falta ver que se cumpla.
Y es que fue la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky quien entregó el documento de renuncia del 75 por ciento al INE y falta ver si tiene poder para hacerlo.
Igual y próximamente resulta que Polevnsky no tiene autorización para renunciar a las prerrogativas y se da marcha atrás.
Al margen de los recursos económicos que reciben, la prerrogativa más importante para partidos sigue siendo el tiempo aire que reciben en más de tres mil estaciones de radio y televisión. Si esos millones de spots que se transmiten en cada elección se facturaran a los partidos a costo comercial, equivaldrían no menos de 40 mil millones de pesos.
Meses atrás el Presidente Andrés Manuel López Obrador les dijo a los empresarios de los medios electrónicos que estaba dispuesto a revisar este tema para reducir los espacios que por obligación deben ceder los concesionarios en su programación diaria.
No suena descabellado el planteamiento porque los concesionarios pagan impuestos y al obligarlos a ceder espacios gratuitos al gobierno en su programación, equivale a una doble tributación.
Además, la realidad es que se abusa con millones de spots y obligan al televidente y al radioescucha a cambiar de estación, cada que se da paso a una andanada de anuncios repetitivos.
Todo este tema de las prerrogativas a los partidos y los intentos de reducción se presta para que sea un asunto mediático en el que se ve poco interés por limitar sus gastos.