A menos de dos semanas de la elección, la mayor parte de quienes han decidido ir a votar ya decidieron el sentido de su voto.
Poco es el porcentaje de los indecisos, en un universo de unos 100 mil votantes probables, por lo menos, y no más de 130 mil, distribuidos en los tres distritos locales.
A ese escaso número de indecisos lo siguen buscando los candidatos y aprovechan los días que quedan de campaña para sumarlos a su causa.
El PAN sigue involucrado en lo suyo. Le apuesta al trabajo de los gobiernos estatal y municipal, y a las intensas campañas que sus candidatos realizan en el territorio.
Los panistas, junto con los priistas, son los que han hecho mejores campañas, con visitas a domicilios, reuniones con organizaciones de la sociedad civil, brigadas de impacto, propaganda en las calles.
Se están esforzando por ganar, no están esperando que el triunfo les caiga del cielo.
Por cierto, que nuestro respeto para las candidatas del PT, Ruth Vilches y Elizabeth Rodríguez, por la forma en que hacen campaña.
Sin dinero y con escaso apoyo partidista — que les entregó propaganda institucional- desde el primer día se fueron a tocar las puertas de las casas para saludar a los vecinos, entregarles volantes y pedirles el voto.
Este tipo de campaña funciona bien en los pueblos chicos, de mil a 2 mil casas, porque se pueden visitar todas, pero en ciudades como Nuevo Laredo es una de muchas estrategias a usar.
Bien por ellas que han salido a las calles, aún con uno o dos acompañantes. No se aguitan, pues.