El “Vocho”

Todo fue que un día publicara en mi perfil de Facebook que me gustaría tener un “vocho”, ese famoso vehículo Volkswagen Sedan, para que inmediatamente un conocido me llamara para decirme que me vendía uno. Así que me animé, concreté la compra, y desde entonces soy “vochero”, por lo que seguido me pueden ver a bordo de mi “vocho” color guindo, por las calles de mi querido y amado Nuevo Laredo, y de vez en cuando hasta salgo fuera de la ciudad en él. Al principio batallé mucho con la unidad, ya que traía algunos defectos que su anterior dueño no le pudo encontrar, pero con el apoyo de un buen mecánico, pude arreglarlos. Para mí es un auto maravilloso, fácil de manejar, gasta poca gasolina, aunque pequeño le cabe más de lo que uno se imagina, y sobre todo si se queda tirado, con un “puche” prende. También es grato saber que las piezas son económicas, y poco a poco he ido aprendiendo, en base a tutoriales en YouTube, que uno puede ser el mecánico de su propio “vocho”, pues incluso estoy en un grupo de “vocheros” de Facebook donde se pasan consejos sobre las fallas, y cómo arreglarlas, y eso la verdad es una gran ventaja, sobre todo porque también las partes las mando pedir a una refaccionaria en la Ciudad de México, donde me las mandan en menos de dos días, por lo que ya se ha vuelto hasta en cierta parte una pasión ponerme a arreglar mi “vocho”, pasión que sé comparto con muchos otros “vocheros” de México. Y en este sentido entiendo que haya personas que consideren a los “vochos” un auto antiguo, pasado de moda, tanto así que ya lo dejaron de fabricar. Pero se equivocan, el “vocho” nunca pasará de moda, sino por el contrario, tras la conclusión de su fabricación se han vuelto más solicitados, sobre todo en estos tiempos en que la gasolina está muy cara, pues en ese aspecto es un carro por demás economizador de combustible, aún con las fallas que se puedan registrar en algunos en su sistema de inyección o carburación. Y hasta eso no son caros, un buen “vocho” funcionando oscila entre los 30 y 40 mil pesos, y uno ya arregladito, anda entre 40 y 80 mil pesos, dependiendo del gusto de cada quien. Hay también incluso desde los 20 mil pesos, pero hay que meterles mucho dinero para arreglarlos. Eso sí, un “vocho” bien arregladito, siempre será digno de admiración, siempre habrá quien voltee a verlo, de ahí el hecho de que nunca pasarán de moda, pues son ya autos clásicos, y obviamente entre más antiguos, más clásicos, y por ende más caros, serán. Pero también quiero apuntar que un “vocho” aun descarapelado de su pintura, incluso se ve bien. Tan es así que muchos “vocheros” tan solo los bondean o los pintan color mate, para darles aspecto de muy antiguos, en una nueva modalidad de hacer lucir este tipo de coches. Muchas personas han querido comprarme mi carrito, pero hasta el momento no he aceptado ninguna oferta, y vaya que una fue muy buena, pero decidí mantenerlo. A fin de cuentas sé que cuando lo quiera vender, me van a sobrar compradores, pues esta es otra ventaja, un “vocho” en una inversión que en cualquier momento te puede sacar de un apuro económico. Por mientras y por lo tanto seguiré disfrutándolo, tengo planes de seguir viajando en él, a muchas partes de nuestra inmensa República Mexicana, a sus 80 kilómetros, calmadamente para disfrutar el paisaje. Como también quiero más adelante hacerme de una “combi”, ese es uno de mis sueños, para así tener el par de coches iconos de la Volkswagen en México, pero eso ya será más adelante. No me quiero despedir sin antes mencionar que para muchos la palabra “vocho” no existe, pues lo correcto es decir “bocho”, esto de acuerdo con los estándares ortográficos. Y tal vez tengan razón, pero por ser una palabra compuesta es válido el decirlo con “V”, y en lo personal pienso que la “V” es más que nada debido a la inicial de Volkswagen, esa empresa que ideó este maravilloso auto, y que ha dado felicidades a miles de “vocheros”, entre los que me cuento. Total, con “B” o con “V”, eso no le quita lo genial al poderosísimo “vocho”.